PREMIOS MUJER 2024

Vaya mes de enero, terrorífico

 

Tras ocho larguísimos años de instrucción, el caso Gürtel entra en su fase judicial definitiva. Sentado en el banquillo de los acusados, el ex gerente del PP, Bárcenas, acaba de declarar en el juicio que sustancia, por fin, este proceso inacabable, que efectivamente había una caja b, es decir en negro y opaca a Hacienda, en el Partido Popular, un proceder que él ha calificado de “contabilidad extracontable”. Un  nuevo eufemismo para disimular un procedimiento presuntamente delictivo y, sobre todo, amoral, escasamente ejemplarizante y poco ético. Qué diría Montoro si la mayoría de los españoles medios, gran parte de ellos asalariados o autónomos, utilizasen en la próxima declaración de la renta este concepto de “contabilidad extracontable”. A ver cómo se iban a pagar las pensiones y los servicios públicos en los próximos meses. Pero, ya se sabe, hay dos varas de medir. Y la más rigurosa se aplica a los más débiles. Se espera que una Justicia verdaderamente independiente haga caer todo el peso de la Ley sobre este tipo de conductas claramente corruptas.

Algo parecido debería sucederle al Banco de España, el máximo órgano regulador de la banca, por haber permitido durante años de prácticas abusivas e ilegales como las cláusulas suelos en las hipotecas, comercialización irregular de preferentes y subordinadas, imputar indebidamente los gastos de las hipotecas a los  clientes, irregularidades de préstamos en divisas, abuso en la justificación de gastos por parte de sus directivos y un largo etcétera más de irregularidades que han provocado la ira popular contra sus bancos. Y no tanto por estas prácticas abusivas como por el amparo y la impunidad que le garantizan quienes deberían velar por el interés de los usuarios, como el Banco de España, la CNMV o el propio Gobierno. A pesar de sentencias en contra, los bancos y antiguas cajas de ahorro prefieren demorar  la ejecución de esas sentencias y responder, uno a uno, a los damnificados, lo que puede alargar los procesos de devolución del dinero cobrado indebidamente durante años. Otro claro ejemplo de abuso tolerado, amparado y permitido por el Gobierno.

Un Gobierno que contempla sin pestañear en estos primeros días del año las subidas en los  precios de la luz eléctrica, el gas butano o las gasolinas, mientras sube mínimamente las pensiones o pide austeridad en el incremento salarial en los convenios colectivos. Ello aumenta la brecha entre los que más tienen y los que menos. Y dan otro hachazo a la clase media.

¿Y dónde están los políticos que deberían frenar estos abusos?, pues, mirándose el ombligo y preparando el asalto a sus respectivos cuarteles de invierno en los congresos que ya se avecinan para las próximas semanas. En el PSOE juegan a distraer con los viajes propagandísticos de Susana, con la presentación en sociedad de Patxi o con el silencio de Sánchez. En Podemos, el debate está en ver quién gana en Vistalegre II; y Rivera, de Ciudadanos, invierte el tiempo en combatir su ambigüedad con la búsqueda del centro liberal suarista perdido. Mientras tanto, en el PP, Rajoy se frota las manos. Y si alguien se desmadra siempre podrá convocar elecciones generales para mayo. Y ganarlas, claro está.

Bueno, y Trump, que toma posesión dentro de unos días. A más de uno en Europa se le hiela el corazón. Habrá que darle tiempo y dejarle que comience a gobernar, pero no pinta nada bien. Los populismos en Francia, Alemania e Italia se disponen a seguir la estela del nuevo presidente norteamericano. Lo dicho. De sobresalto en sobresalto en este mes de enero, hasta la rendición definitiva en los próximos meses del ciudadano medio.

¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?, cómo diría Cicerón. Pues eso, ¿hasta cuándo?

 

 

 

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