Es tiempo de consignas, frases hechas, cuestionarios cerrados y postureo. A todos los políticos –a todos- les han colocado hasta el 26 de mayo una especie de orejeras que tienen la misma función que las que se colocaban a las mulas de mi tierra cuando las enganchaban a la noria: dar vueltas y más vueltas sin marearse para sacar toda el agua posible. Las orejeras servían para que el animal no mirase de frente y no se marease. Se trataba de que perdiese la noción del tiempo y el espacio. Su misión era dar vueltas in crescendo, como el bolero de Rabel, hasta secar el pozo. Esa es la misión de los políticos en estos momentos: dar vueltas, repetir mensajes, no salirse del guión y machacar las consignas emanadas desde los aparatos. Dar vueltas y más vueltas repitiendo: “Somos los mejores y vamos a ganar”. Hasta secar todos los votos que puedan encontrarse en los pozos electorales que se asignen a cada candidato. Vamos, como a las mulas en la estepa manchega o en el secarral de Tierra de Campos. Y así hasta el 26 de mayo. Dios mío, qué paliza nos espera.
Los últimos que han estrenado esas orejeras son los chicos del PP. Regresan de la convención de Madrid rearmados de moral. Iniciada la reconquista desde Andalucía, ahora les toca repetir la misma operación en el resto de España. Sí, en Castilla y León, también. A Mañueco le han entregado el nuevo manual de instrucciones donde no figura para nada eso de que gobiernen las listas más votadas. Que no, que ahora lo que vale es el manual de Andalucía. Y le han dado la primera orejera de Castilla y León, para que no se salga del círculo ni tenga ideas propias. Las encuestas insisten en que la suma de PP, Ciudadanos y Vox puede garantizar la mayoría absoluta. Ahora sólo hace falta que el PP de Mañueco tenga un escaño más que Ciudadanos o que Vox. Así que aquí los tenemos, de regreso, en la helada meseta, rearmados de moral, contentos y convencidos de que Vox no es el enemigo sino el aliado. Lo ha dicho Aznar y eso va a misa.
En el PSOE leonés no han recibido aún las orejeras. Están a la espera de unas consignas claras. Agotado el efecto masoquista de criticar al compañero alcalde de Valladolid e incluso pedir que dimita como portavoz de la Federal por defender el modelo centralista en una Castilla y León que ve como envejece y se despuebla la periferia (modelo aragonés), ahora no saben si poner una vela al diablo o al cielo redentor. Los socialistas extremeños han pedido al Gobierno que aplique en Cataluña el artículo 155 de la Constitución y suspenda de nuevo la autonomía. Sí, es el efecto Andalucía. Vox se desató en Andalucía utilizando el argumento de que España se rompe y exigiendo la criminalización de los independentistas. Ahora, hasta el 26 de mayo, en la España interior se va a repetir el mismo lenguaje entre los partidos del centro derecha. Ya lo dejó bien claro el alcalde Silván en la Convención nacional de su partido en Madrid: Sin León no hubiera España. León como antídoto de la antiEspaña, como el detentebala independentista. Da igual que León tenga mil y un problemas sin resolver, lo importante van a ser los sentimientos más atávicos. Otra vez el enemigo exterior. A españolidad no nos gana nadie aunque nuestra tierra se hunda.
Así que en el PSOE no saben si sumarse al españolismo, electoral y demagógico, de sus compañeros extremeños para frenar el empuje nacionalpatriotismo de la derecha leonesa o mantenerse fieles a la doctrina socialdemócrata y europeista de Pedro Sánchez, más proclive a tender puentes que al enfrentamiento cainita. No le arriendo las ganancias a Cendón.