PREMIOS MUJER 2024

Sosas de Laciana retumbietsa con sabor a manteiga

La pedanía lacianiega celebró 'la fiesta de la manteiga'. Las visitas a la lechería 'La Popular' así como el primer certamen 'Sosas Retumbietsa' centraron la jornada

En Sosas de Laciana la fiesta sabe a manteiga. Y este domingo así ha sido. La localidad ha rememorado su pasado, pues en este pueblo lacianiego aún pervive -ahora convertida en museo- la única lechería hidráulica del país ‘La Popular’. Y precisamente en torno a ella ha girado, un año más, la fiesta de la manteiga. Lacianiegos y visitantes visitaron, durante toda la jornada, esta lechería donde pudieron conocer, de primera mano, todos los elementos necesarios -la malaser, la feridera, o la desnatadora- para la elaboración de la mantequilla.

No solo las visitas a la lechería centraron la fiesta sino que también hubo novedades como el primer certamen ‘Sosas Retumbietsa’, en el que participaron el grupo de baile ‘La Payetsa’ -Laciana-, las pandereteres de Zarréu -Asturias-, David Álvarez -Omaña- y el grupo de baile ‘Peña Ubiña’ -Babia-.

Mercado de artesanos, taller de costura, degustación de la recha tsacianiega a cargo de mantequilla ‘La Popular’, vermú amenizado por Héctor y Leti -dúo folk tradicional-, juegos tradicionales y baile con Albina y su acordeón, completaron una jornada en la que Sosas de Laciana saboreó la manteiga.

La conmemoración seguirá el 11 de agosto en la lechería. A las 18:00 horas, el filósofo y antropólogo, además de escritor, Roberto González-Quevedo, acercará el patsuezu al público asistente. A continuación tendrá lugar la presentación del libro ‘Radiografía de una vida’, del escritor lacianiego José Álvarez Boto.

Las imágenes que deja la jornada

La única lechería hidráulica del país; ‘La Popular’

Se puso en marcha en el año 1920 y funcionó hasta 1968. Durante casi medio siglo, estas instalaciones transformaron la leche obtenida en las brañas en sabrosa mantequilla fresca que luego se vendía a Villager de Laciana. Desde aquí se distribuía por la provincia y llegaba hasta los establecimientos más selectos de Madrid donde era muy apreciada para la pastelería fina. La manteiga aportó múltiples beneficios a los vecinos del pueblo ya que se formó una cooperativa donde los brañeros asociados entregaban la leche para transformarla en mantequilla.

La energía necesaria para mover la maquinaría de la lechería de Sosas procedía del agua. Un puerto, hoy desaparecido, la derivaba desde el río hacia una presa o canal por donde se dejaba caer con fuerza sobre el rodezno -rueda hidráulica que accionaba el resto de los aparatos mediante poleas y correas-. La lechería incorporó así ingenios hidráulicos en un proceso a medio camino entre lo artesanal y lo industrial.

En el proceso de elaboración de la mantequilla se utilizaba la centrifugadora -sirve para analizar la riqueza de la leche-, la báscula y el caldero -para pasar la leche y llevarla hasta el calderín-, el horno y el calderín -para calentar la leche y llevarla hasta la desnatadora-, la desnatadora -para separar la nata de la leche-, la feridera giratoria -para transformar la nata en manteiga– y la malaser -finalmente aquí se lava la manteiga-.

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