Los trabajos arqueológicos desarrollados el pasado mes de septiembre en varios yacimientos de los municipios de Villablino y Palacios del Sil han permitido obtener nuevos datos sobre la presencia humana en el Alto Sil a lo largo de distintas etapas históricas, desde época romana hasta el periodo medieval-moderno, tal y como ha señalado el director de las actuaciones arqueológicas, el lacianiego Rubén Rubio.
Mientras que en el enclave del Corón, en Matalavilla, los cuatro sondeos realizados no permitieron obtener datos concluyentes, en El Otero, situado entre las localidades de Llamas, Rabanal de Arriba y Rabanal de Abajo, las dos catas efectuadas han deparado el hallazgo de interesantes restos arqueológicos.
Así, en la parte más alta del cerro y cerca de la arruinada ermita de Nuestra Señora del Oteiro, se ha intervenido en un sector utilizado como espacio funerario, con la presencia de al menos cuatro tumbas de lajas cuya alineación responde aproximadamente al eje este-oeste. En el entorno de las mismas apareció un importante cúmulo de material constructivo y piezas cerámicas fragmentadas, así como algunas piedras de molino, que podrían evidenciar la existencia de un hábitat previo en las inmediaciones.
En el segundo sondeo realizado en El Otero, a una cota ligeramente más baja en la ladera orientada hacia el curso del río Sil, se han documentado dos estructuras de mampostería de cuarcita y pizarra que parecen responder a la presencia de un poblado. Su cronología podría remontarse hasta época romana, si bien el estudio detallado de los materiales hallados y las pruebas analíticas de los restos recuperados que han de realizarse ayudarán a precisar el momento de su construcción y uso, según ha indicado Rubio. De nuevo la presencia de cerámicas fragmentadas y útiles de piedra, entre otros restos, hablan del vigor de la ocupación en el solar de El Otero.
Por último, en la balsa de El Ochadoiro, situada a 1500 m de altitud en el complejo minero aurífero romano de las montañas de Rabanal de Abajo-Salientes, se efectuó con medios mecánicos una trinchera de 20 metros de longitud. El objetivo era, tal y como ha explicado el arqueólogo, documentar el sistema constructivo del depósito, en concreto la forma en la que los ingenieros romanos consiguieron modificar el paisaje original excavando el terreno y acumulando la tierra en la zona opuesta a la dirección de la ladera para contener las aguas procedentes de un canal cuya captación tendría lugar en el adyacente valle de La Brañina.
Los trabajos de limpieza y registro han permitido conocer la topografía del enclave previa a estas labores constructivas, así como la ubicación precisa del suelo de la balsa y las dimensiones del terraplén levantado, con unos cinco metros de altura en su punto culminante, “lo que ayudará a su vez a estimar el volumen total de agua almacenable”, según ha avanzado Rubio.
El análisis de laboratorio de las muestras de distinta naturaleza recogidas permitirá situar en el tiempo la realización de estos trabajos técnicos por parte de los conquistadores romanos y también reconstruir el paisaje vegetal del entorno tanto antes como durante y después de la puesta en marcha sistemática de las explotaciones auríferas en el Alto Sil.
En paralelo, las tareas de reconocimiento intensivo del terreno en las inmediaciones del paraje del Ochadoiro, aprovechando las buenas condiciones de visibilidad que ofrecía la zona tras su desbroce durante la pasada primavera, sirvieron para comprobar la presencia de nuevos elementos integrantes de la red hidráulica minera, hasta ahora desconocidos.
Las distintas actuaciones arqueológicas, dirigidas por el arqueólogo lacianiego Rubén Rubio Díez, se enmarcan en el proyecto Poblamiento antiguo y minería aurífera romana en la cuenca alta del río Sil, una investigación que ya el verano pasado había implicado la intervención en los yacimientos de Cabeza del Castro y el Castro de Orallo, situados en Palacios del Sil y Villablino respectivamente.
La presente campaña ha contado con financiación de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León y ha podido realizarse gracias a la colaboración de los ayuntamientos de Palacios del Sil y Villablino, las juntas vecinales de Rabanal de Arriba, Llamas de Laciana, Rabanal de Abajo y Matalavilla y la Asociación Cultural Amigos de Sierra Pambley, esta última cooperando en la organización y coordinación del voluntariado que ha participado en las excavaciones de El Otero.
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