PREMIOS MUJER 2024

Residencias de ancianos. ¿Las grandes incomprendidas?

Después de este largo año, donde hemos sufrido, probablemente, una de las mayores catástrofes sanitarias de las últimas décadas, donde el caos ha sido absoluto en todos los ámbitos sanitarios y por descontado en las residencias de mayores, parece que poco hemos aprendido, sobre todo desde la relación administración y este tipo de centros.

Desde todos los estamentos sociales (familiares,  asociaciones de familiares, partidos políticos – ha sido patético ver como nos han utilizado como arma arrojadiza entre ellos, con el único fin de obtener votos- administración) semana tras semana fue dar caña y más caña a un sector, que como el resto, no estaba preparado para lo que se nos vino encima, y si, desgraciadamente fueron muchos los mayores que fallecieron y si, no importa el número total de ellos, sino cada uno individualmente. Pero bien es cierto, que si se estima que fueron unos 30.000 los que fallecieron, nos es menos trascendente que probablemente a unos 300.000 (estimación de ancianos en residencias) salieron adelante. Y no es menos cierto, que nadie, salvo alguna familia esporádica ha dado las gracias por ello. Ya nos hubiese gustado sacarlos adelante a todos. Habrá quien lo haya hecho mejor y otros peor, pero el grado de demonizacion hacia nuestros centros ha sido generalizado, hasta el punto de que las reservas de plazas han disminuido, en parte por la reticencia de las familias a llevar a sus mayores.

Sin embargo, una vez llegados a este punto, donde parece que todo vuelve a la normalidad, otro peligro se cierne sobre estos centros. La desbandada de personal técnico: enfermería, médicos, fisios, sobre todo los primeros atraídos por la llamada de los servicios públicos de salud; por los sueldos, quizás o probablemente, y por el tesoro, los codiciados puntos, que en un futuro te pueda abrir las puertas de una plaza de funcionario….nadie ha sido capaz del perjuicio que eso supone para todo el mundo…quizás si lo explicamos en una cadena, alguien se caiga de la “burra” y trate de remediarlo:

Residencia, que pierde su enfermera/-o, abuelos peor atendidos, abuelo más proclive a ser derivado al hospital, mayor colapso de los hospitales…maravilloso, ¿no?

¿Alguien puede darle una vuelta a esto?

Probablemente, alguien cómodamente sentado en un sillón, en una consejería bien climatizada y un café al lado dirá: “se van a encargar los centros de salud, y ahí es donde te das cuenta de lo del despacho, el café, etc…porque ese mismo demuestra que ha pasado poco por las residencias y las visitas desde los centros de salud. Pero si faltan personal en casi todos, por no decir los que tienen cerrados. No dan hecho con su día a día, cómo van a atender las necesidades de centros residenciales de 40, 50 u 80 mayores. Solo atendiendo las urgencias, que sí lo hacen. ¿Por teléfono?. Donde que la prevención…

Que no se carguen lo que ha costado años crear, una red de centros residenciales de mayores de una alta calidad, con nuestros fallos, por supuesto y desgraciadamente. Con lo que costo sacar de las mentes la imagen de los antiguos asilos, imagen que se asociaba a la muerte a ingresar allí para morir. He tenido la fortuna de trabajar con algunos mayores u poderlos ver envejecer, aún más si cabe, porque los vi entrar con ochenta y pocos años y fallecer a los noventa y pico. Pero para eso se necesita  que nos dejen trabajar con ellos y para eso se necesita personal y para eso se necesita que no sea la propia administración la que nos los quite. La misma administración que luego viene a crujirte exigiendo que tengas personal y que hagas buen las cosas.

Que alguien, entre café y café piense…quizás si se puntúan las horas trabajadas en las residencias, quizás…que piensen que para eso cobran…

Tino Gil Valle

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