Promesa de ZP

Corrían los tiempos de Maricastaña, esto es, con Manuel Fraga pomposo ministro de Información y Turismo, cuando una de las ideas que dieron en el acierto de la diana fue la de crear una red de paradores nacionales; hoteles públicos. Con ello se aseguraba la conservación de edificios históricos y singulares a lo largo de toda España a la par que se dotaba de una cadena estatal hostelera que tanto gusta a los regímenes autoritarios, sean diestros o siniestros.

En la provincia de León contamos con un soberbio parador en San Marcos que, poco a poco, va creciendo y mejorando hasta convertirse en santo y seña de la hostelería provincial. No olvidemos que disparamos con pólvora del rey, es decir, de los presupuestos generales del Estado, que es lo mismo que de todos nosotros.

En Villafranca del Bierzo, hotel vetusto donde los hubiera con rango de real por alojar en él a Alfonso XIII y hace años a don Juan Carlos y doña Sofía, siendo presidente de Paradores un berciano, se decidió usar la piqueta y construir un pequeño pero coqueto nuevo parador con piscina climatizada incluida. Y es que la antigua capital provincial berciana, a pesar de los pesares, mantiene un caché que a nada que uno se fije lo encuentra en todos los rincones de la urbe.

En Villablino, el soberbio edificio de las antiguas escuelas en desuso, fue el lugar donde se prometió, se vendió a bombo y platillo la reforma del recinto para construir otro parador con dimensiones y presupuestos similares al de Villafranca. Eran tiempos del socialismo en Moncloa, de sensibilidad hacia este rincón de la provincia aquejado de la crisis minera y, de esta forma, se ayudaba a complementar con un recinto de cierta calidad el supuesto flujo de visitantes a la Estación de Leitariegos que crece, aunque a pasos de moviola televisiva. En definitiva, miel sobre hojuelas.

Pero pasaban los proyectos de presupuestos nacionales y tan solo hubo fondos para, eso sí, con rapidez pasmosa, echar abajo el edificio escolar. La cosa avanzaba, aunque empezase rompiendo en vez de reformando. Y pasaron los años, los gobiernos y la ilusión por la promesa incumplida.

En Villablino existen establecimientos hoteleros y el la comarca de Laciana las casas rurales han brotado como setas en el bosque otoñal. Con ello queremos afirmar que plazas de alojamiento existen, pero la afrenta por jugar con la ilusión del personal y un tanto el desmérito por no contar con un recinto de esa prestigiosa cadena hotelera han enfadado a la ciudadanía que pide cuentas al maestro armero, osea a nadie, porque los responsables ya no están en el poder.