Pablo Fernández es un leonés que, a trancas y barrancas y no por su capacidad precisamente, terminó sus estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, después de comenzarlos años antes en la de León. Tras mucho peregrinar para abrirse camino en el mundo laboral, finalizó regentando un kiosco en León. Aduce haberse metido en política por mor de la influencia de otro Pablo, Iglesias, a quien escuchó oir “las verdades del barquero”. Finalmente su ascenso fulgurante sería paralelo al de esta formación en el panorama político nacional. Recogiendo el testigo de la ultraizquierda de IU, donde no nos olvidemos, figura el Partido Comunista. Sí, a pesar de que el comunismo es ya una corriente filosófica y asignatura económica y de la reciente historia contemporánea, todavía hay miles de personas que siguen confundiéndolo con una opción política. Quizás no saben o no quieren ver el resultado que en Rusia y sus países satélites resultó ese tipo de discurso llevado a la práctica. Cuba, Corea del Norte… Pero no nos quedemos en el comunismo. Existe en el espectro de la siniestra un amplio abanico de partidos causa: el feminismo, el ecologismo o movimientos verdes, el socialismo llevado al extremo…Y con un formato moderno, rejuvenecido y un discurso populista ha calado en buena parte del electorado.
Pablo Fernández, el “Jesucristo leonés”, imparte cátedra desde su escaño de procurador regional que consiguió por los pelos –doblemente por los pelos- en su provincia de León. En esta ocasión se presenta por Valladolid. Se dice que por aquello de asegurar su elección, dado que si existe una ciudad con suficiente movimiento proletario es allí. Pero no olvidemos que Zamora, Burgos o el mismo León cuentan con un banco de votos de la izquierda más social aunque no se esté seguro del resultado electoral final.
Su facilidad de acceso, de contacto, de bajar a la arena y su discurso de la calle junto con su porte de juventud entrada en edad, pero juventud al fin y al cabo, le hace acreedor de un seguimiento respetable en términos cuánticos. Sin embargo, tal y como es en realidad Castilla y León, poblada de gente a la que no le gustan los extremos y menos los grandes cambios, hace que reste mucho la fuerza de Unidas Podemos y de su líder en los próximos comicios regionales.
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