César Combarros Cuando acaban de cumplirse ocho años del nacimiento del 15M, Pablo Fernández defiende que Podemos mantiene en su ADN el “apego” a la calle y a los ciudadanos, aunque mantiene que solo cuando la formación morada forme parte del Gobierno será cuando “de verdad” se podrán cambiar las cosas. Convencido de que se está “a tiempo” de revertir la despoblación, se felicita por haber conseguido desmontar “muchos prejuicios” en relación a Podemos gracias al contacto directo con la gente. Atrás quedan cuatro años “difíciles” en los que se ha demostrado que es posible hacer oposición “con propuestas, rigor y coherencia” y en el futuro próximo atribuye un papel fundamental a las mujeres, para que estas guíen “una nueva democracia”. De hecho, y aunque alude a Pablo Iglesias como una figura política “de las que nacen una vez cada cien años”, no duda en que Irene Montero será “la primera mujer que presida un Gobierno en España”.
¿Por qué ha elegido la plaza de Regla de León para la fotografía de esta entrevista?
Me siento muy orgulloso de ser de León y creo que tenemos que reivindicar nuestra tierra y lo que mejor puede representar León es su catedral. Para mí es una de las catedrales más hermosas de Europa y un símbolo de la ciudad, y por eso quise hacer ahí la foto.
¿Qué queda y qué ha cambiado en el Podemos de 2020 del espíritu del 15M?
Quedan muchas cosas. Seguimos siendo un partido asambleario, todas las decisiones importantes las toman los inscritos, continuamos apegados absolutamente a la calle, las plazas y los barrios. Estos últimos dos años y medio o tres años los he pasado recorriendo Castilla y León, algo que creo que nos diferencia del resto de partidos políticos. Ese apego a la calle es el espíritu del 15M, es nuestro ADN y lo seguimos llevando.
¿Se ve la política de distinta manera desde la calle a cuando se participa en ella?¿En qué sentido?
No tiene nada que ver. Desde dentro uno entiende por qué es complicado cambiar las cosas, porque el bipartidismo ha diseñado un sistema, con códigos y reglamentos por los que se rigen las instituciones, diseñados por el bipartidismo para evitar que fuerzas como Podemos pueda tener más cabida. El Parlamento es imprescindible, pero es decisivo si gobiernas, si no, el Ejecutivo pone muchísimas trabas para impedir que las iniciativas de la oposición puedan desarrollarse. Creo que es una de las cuestiones que debemos cambiar, por eso en estos cuatro años he incidido en modificar el reglamento de las Cortes para que la oposición pueda de verdad influir en la vida de la gente. Tenemos que estar con un pie en las instituciones y con mil pies en las calles, y el día que gobernemos es cuando de verdad podremos cambiar las cosas.
¿Qué ha aprendido en esta primera legislatura como procurador?
Muchísimo. Políticamente he crecido, y lo que más he aprendido es que hay que estar permanentemente en la calle. El Parlamento no puede ser un agujero negro que te lleve a estar allí 12 o 15 horas al día haciendo proposiciones o mociones que después no se traducen en mejoras sustanciales de la gente. El Parlamento está bien y es importante, pero un político tiene que estar en la calle, en contacto con la ciudadanía, conociendo sus problemas y traduciéndolos en iniciativas.
En una escala de 1 a 10, donde 1 es la extrema izquierda y 10 la extrema derecha, ¿dónde se ubica usted? ¿Dónde ubica al PSOE, a Podemos, al PP o a Cs?
Tenemos que terminar con el eje izquierda-derecha. Me quiero colocar en el eje arriba-abajo, y arriba me refiero a políticos y partidos que han gobernado y legislado para favorecer a una minoría, y abajo coloco a la mayoría social que para mí ha sido denostada por el bipartidismo. Me coloco claramente con los de abajo, sé dónde estoy, de dónde vengo y para qué hago política. Arriba coloco al PP, al PSOE y también a Cs. Con el PSOE he podido constatar que dice una cosa cuando está en la oposición o en campaña, y hace la contraria cuando gobierna.
¿Esto cierra puertas a un posible acuerdo con los socialistas tras el 26 de mayo?
La única garantía de un verdadero cambio en Castilla y León y de tener un Gobierno de progreso es que Podemos-Equo esté en él, porque no tiene deudas con los bancos, con empresarios o con multinacionales, lo que nos permite tener libertad total para gobernar por y para la gente, y eso el PSOE no lo tiene. La única garantía de cambio en Castilla y León es un partido sin mochilas ni lastres, que únicamente se debe a la gente.
¿Cree que Podemos ha perdido transversalidad en estos años?
En Castilla y León, no. Seguimos manteniendo el mismo discurso que hace cuatro años: diciendo que apelamos al conjunto de la sociedad de Castilla y León, que nuestro proyecto es para todo aquel que quiere mejorar los servicios públicos, reindustrializar la comunidad, impulsar a los autónomos, acabar con la brecha salarial de las mujeres, y que quiere una vida mejor en esta Comunidad. Interpelo a todo el mundo que quiera un cambio en esta Comunidad, sin etiquetas, me da igual a la opción política que hayan votado antes. Un partido de mayorías tiene que nutrirse de una mayoría social, sin pedir carnés y sin ponerse etiquetas.
Dice que en Castilla y León no, pero no parece muy convencido de que sea igual a nivel nacional.
Quizás a nivel nacional se ha podido perder esa transversalidad y nos hemos podido escorar hacia la izquierda del tablero. En diciembre de 2015 hicimos un planteamiento en el que estimábamos que sumando fuerzas con IU en los siguientes comicios seis meses más tarde podríamos estar en condiciones de ganar las elecciones. Me parece bien articular proyectos amplios y fraguar candidaturas que integren a partidos heterogéneos, siempre con una base programática, pero creo que no tenemos que perder esa esencia transversal, y últimamente la estamos recuperando.
¿Se está recuperando la transversalidad y también la paz en el seno de Podemos?
Hemos tenido muchas luchas internas, que además han trascendido a la opinión pública, porque a veces hemos sido tan transparentes que se han visto esas disputas. Creo que es lo peor que hemos hecho, ha sido nuestro mayor error y nos ha pasado una enorme factura. Ha sido un golpe duro del que nos hemos repuesto y seguimos adelante y animados.
Empezaron censurando la Constitución y el régimen del 78 y ahora blanden la Carta Magna como eje de su campaña. ¿Se han vuelto constitucionalistas?
Siempre lo hemos sido. Reivindicamos el cumplimiento de la ley y si se nos quiere etiquetar de constitucionalistas, me parece bien. Desde que nacimos, reivindicamos artículos de la Constitución que consagran derechos fundamentales para las personas y que se venían incumpliendo sistemáticamente tanto el PP como el PSOE. Siempre me extrañó que la gente nos catalogase como partido antisistema, cuando los antisistema y antipersona son el PP y el PSOE que han pervertido sistemáticamente la Carta Magna y los artículos que consagran los derechos de las personas.
¿Mantienen que es necesario un nuevo proceso constituyente? ¿Cuál sería el papel de Castilla y León en él?
Reivindicamos la necesidad de un proceso constituyente para blindar los derechos sociales que están consagrados en la Constitución, que se hizo en un contexto totalmente distinto del actual. Cuando veo la foto de los ‘padres de la Constitución’, veo siete señores que no representan a la sociedad actual. Queremos un proceso constituyente para que la ciudadanía tenga protagonismo en esa articulación de un nuevo pacto social en este país, y sobre todo que las mujeres sean preeminentes para dotar de una nueva Constitución a este país. En el siglo XXI es vergonzoso que se hable de los ‘padres de la Constitución’ cuando las mujeres están demostrando que tienen que guiar una nueva democracia que garantice la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
Frecuentemente se les ha visto muy dependientes de las estructuras de Madrid. ¿Cree que la organización podría haber sido más autónoma en Castilla y León?
Al principio me llamaban el moderado de Podemos, cuando yo creo que siempre he tenido el mismo discurso, pero hemos tenido independencia y seguido una línea política propia, y más en temas que atañen a esta Comunidad. Creo que hemos sabido adaptarnos a las singularidades de Castilla y León, y que hemos emplastado nuestro discurso con las especificidades de esta tierra.
Mantiene una gran amistad con Pablo Iglesias, pero ¿le hace caso en sus opiniones?
Sí. Para Pablo solo tengo palabras de gratitud. Me hace caso y estamos en contacto permanente y yo recibo también consejos suyos. Creo que figuras políticas como Pablo Iglesias nacen una vez cada cien años, creo que es el mejor político del panorama nacional, pero no actualmente, sino de los últimos años, y que sin duda va a ser una persona que pasará a los anales de la historia. Y no hay mejor secretario general de Pablo Iglesias. Siempre he tenido la mejor sintonía con él, en las buenas, en las malas y en las regulares, pero no solo por una cuestión de afinidad personal, que la tenemos, sino también por una cuestión de afinidad política, de lealtad y de confianza.
¿Es Irene Montero el futuro de Podemos?
Es otra persona a la que personalmente tengo un enorme cariño, es una amiga de verdad y una extraordinaria política. Ahora mismo es indiscutible que Pablo iglesias es el secretario general y el mejor político de este país. En el futuro, de lo que estoy convencido es de que la primera mujer que presida un Gobierno en España será Irene Montero.
Lo suyo con Sarrión, ¿por qué no pudo ser?
Ha sido una pena. Tras meses conversando podíamos haber conseguido un acuerdo positivo para todo el mundo, sobre todo para la ciudadanía. La prueba de que nosotros hemos hecho ese esfuerzo y teníamos voluntad de articular un proyecto amplio, heterogéneo y plural, es que hoy caminamos de la mano con Equo, que la pasada legislatura iba con IU. Creo que es la muestra irrefutable de que nosotros sí tenemos voluntad de coaligarnos con otras formaciones políticas hermanas.
¿Cree que la posición de su partido sobre Cataluña perjudica sus opciones electorales en Castilla y León?
Cuando uno ve que, según el CIS, la segunda Comunidad a la que más preocupa el tema catalán es Castilla y León, es evidente que puede pasar factura, pero si es así, prefiero pertenecer a una organización política coherente y honesta que dice lo mismo en todas partes. Hay un evidente problema político que se está enquistando con los años y al que hay que dar una solución, que para nosotros pasa por el diálogo, la escucha y el entendimiento, por tender puentes y dar una solución en la que abogamos por que Cataluña siga formando parte del Estado español.
Fueron la sorpresa hace cuatro años. ¿Qué es lo más difícil a la hora de hacer política en Castilla y León?
Esta Comunidad es enorme y llegar a todos sus rincones, como hemos hecho, es duro y difícil. También ha costado, y lo hemos conseguido en gran parte, desmontar muchos prejuicios respecto de Podemos, fruto de la máquina del fango que se puso a funcionar en contra. Darse de bruces con la vida parlamentaria en esta Comunidad, donde estaba todo atado y bien atado en las Cortes con un reglamento pactado por PP y PSOE, ha sido complejo.
Podemos se asimila a una formación con anclaje en la Universidad, en las ciudades y con los jóvenes. En una Comunidad con tanto peso de la población rural y envejecida, ¿supone hacer la carrera con una mano en la espalda?
Es complicado y por eso tenía meridianamente claro que para poder tener una fuerte implantación en Castilla y León había que recorrer los pueblos y hablar con la gente. Hay mucha gente que llevaba toda la vida votando al PP y que, no se si lo acabará haciendo, pero dice que va a votar a Podemos porque nunca había conocido a un señor que saliese en la tele y fuera a su pueblo a preocuparse por sus necesidades. Hemos hecho cambiar de opinión a muchas personas de esos pueblos que tenía enormes prejuicios sobre nosotros y que han podido depositar su confianza en este proyecto porque les hemos mirado directamente a los ojos y les hemos escuchado.
¿Hay fórmulas mágicas contra la despoblación?
No hay una receta mágica que vaya a solucionar la despoblación en un corto plazo, porque es un problema enorme, pero estamos a tiempo de revertirla. Se pueden implementar políticas distintas, lo primero de ello tomárselo como lo que es, que es un problema de Estado, y apelo al señor Einstein, que decía que si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Si seguimos con el PP, ya sabemos que vamos a tener más despoblación.
¿Qué utilidad práctica ha tenido la presencia de Podemos en la vida política de Castilla y León?
Esperanza, propuestas, rigor, honestidad y demostrar que se puede hacer oposición. En esta Comunidad, el único partido que había en la oposición hasta que irrumpió Podemos estaba totalmente apoltronado y Podemos demostró que se puede hacer oposición con propuestas, con rigor y con coherencia. También la esperanza de que se puede conseguir un cambio real en Castilla y León, además de que muchísima gente conociese que hay un sitio que se llama Cortes que es determinante para el devenir de sus vidas.
Desde un punto de vista más personal, ¿podría recomendar un libro y una película?
Como libro, ‘Los hermanos Karamazov’, de Dostoievski. En cuanto a películas, yo soy muy clásico, así que me quedo con ‘Casablanca’, ‘El pianista’ o ‘El tercer hombre’.
¿Qué lugar de Castilla y León elegiría para perderse?
Es complicado, porque hay muchísimos. El Valle del Silencio, Santiago de Peñalba, pero también lugares preciosos como La Alberca, en Salamanca, el Cañón del Río Lobos, en Soria, las lagunas de Neila en Burgos, el valle del Tiétar en Ávila… hay muchísimos sitios muy bonitos.
¿Ha pensado en algún momento en volver a su quiosco de León?
Sinceramente creo que es una etapa pasada. Estoy muy orgulloso de haber sacado adelante un negocio con mucho trabajo y esfuerzo. También de que cuando en las Cortes he demostrado llevar la voz cantante en la oposición, y con propuestas y oratoria he sacado los colores a la gente del PP, estoy orgulloso de que me hayan llamado quiosquero de forma despectiva, según ellos, porque para mí es un orgullo. Lo que es lamentable es que gente que lleva 20 años en las Cortes y no sabe leer un folio, llame quiosquero a una persona que les ha dado mil vueltas y muchos baños dialécticos.
¿Hay alguna razón que le llevaría a cortarse la melena o la barba que le caracterizan?
Es más complicado la melena, porque salvo lapsos muy breves siempre he tenido el pelo largo, incluso coleta en mi etapa universitaria. Me he metido en esto, que tiene un coste personal muy elevado, por mejorar la vida de la gente y si tuviésemos la oportunidad de tener capacidad de gobierno para mejorar la vida de la gente, lo haría.
¿Qué opinión tiene de sus adversarios políticos?
Veo al señor Mañueco como el ‘summum’ de la mediocridad; a Tudanca, apocado; y a Igea, preparado, pero está en un partido que es más neoliberal todavía que el PP y podría ser una tragedia, porque creo que no habría nada peor que hacer un gatopardo, y que todo cambie para que todo siga igual. No habría nada más desesperanzador que ahora que tenemos esa oportunidad tan enorme de propiciar un cambio de verdad, Ciudadanos fuese determinante en el Gobierno, porque no representa ningún tipo de cambio a mejor para la vida de la gente.