Cualquiera de nosotros podríamos llevar un pacificador dentro. Cualquiera de nosotros, seguro que nos hemos visto envueltos en situaciones incómodas y ofensivas que solucionamos con un portazo en las narices del contrario, la retirada de la palabra o lo que es más grave, llevados por la ceguera de la ira, la cosa acaba en agresiones.
Todos hemos atravesado momentos difíciles que han tenido como destino final los juzgados, cuando en muchas ocasiones la afrenta cometida se podía haber resuelto con diálogo, evitando los malos entendidos que resultan siempre de la falta de comunicación. No hay dos personas iguales y no hay dos conflictos iguales y todos estaremos de acuerdo en que es mejor un buen arreglo, que un mal juicio. Pues con esa filosofía trabajan los mediadores, que intentan servir como herramienta para todos los ciudadanos que decidan acudir a ellos, con cualquier tipo de problema con sus vecinos, con algún familiar, compañero de trabajo… En los juzgados de Ponferrada ya hay una asociación que ha empezado a desarrollar un programa de mediación intrajudicial. Esto es, que el conflicto sale durante unos días del ámbito judicial para que sean los implicados los que recuperen el protagonismo y la responsabilidad de solucionarlo, con ayuda de los mediadores, que intentan acercar posturas, dando opción al encausado de explicar lo que ha sucedido desde su punto de vista, qué haría si pudiera retroceder en el tiempo, y al ofendido se le da la oportunidad de que escuche a la otra persona, a la que le ha hecho el daño. Ellos mismos pueden acordar cómo se arregla el asunto siempre con la supervisión de sus abogados, con acuerdo del Fiscal y por su puesto del Juez que tiene la última palabra. Las partes son libres o no de acogerse al proceso de mediación, o desistir en cualquier momento del procedimiento Es grato saber que existen este tipo de asociaciones para la resolución de conflictos con procedimientos sencillos y rápidos, que evitan judicializar controversias de menor trascendencia que contribuyen a saturar los juzgados, que ya tienen ese mal endémico. En los colegios ya se está implantando, y los niños gestionan valores que creíamos perdidos en esta frenética sociedad que nos ha tocado vivir. Alumnos desde los 11 años que se ponen en el papel de mediadores e intentan arreglar las cosas con sus amigos y que surgen la mayoría de las veces de discusiones absurdas. Leonardo Da Vinci lo resumió perfectamente: “Nada nos engaña tanto, como nuestro propio juicio”.