PREMIOS MUJER 2024

Mañueco entierra al herrerismo

 

Ya manda Mañueco. Hasta lo siente el portavoz socialista del Ayuntamiento de León, José Antonio Díez, quien le ha pedido a Mañueco una entrevista oficial para hablar de los problemas de León. Puenteando la lógica y a Silván. Es una anécdota, pero no deja de ser una curiosidad que marca tendencia. Como la moda. Mañueco está de moda. Ahora es el referente único e incuestionable en el PP de Castilla y León.

Ya hay que hablar de la etapa postHerrera. Sí, Herrera sigue en el palacio de la Asunción, con la bombillita encendida, pero ahora el que manda es Mañueco. No hay que engañarse por las serpentinas. El despliegue de líderes nacionales del PP en Valladolid el pasado sábado no fue por Herrera sino por Mañueco, uno de los suyos, del clan, del aparato, de la pandilla. Y se notó en la confección de su lista de íntimos colaboradores, de la que han desaparecido todos los herreristas. Aquellos que desde la Junta dieron su apoyo público a Silván hoy ya son cadáveres políticos. Zombis que vagan sin rumbo pidiendo que, por favor, se acabe cuanto antes la legislatura y que tome el poder Mañueco cuanto antes. Porque esto de la bicefalia a más de uno le va resultar muy duro, peor que una travesía del desierto. Puro ostracismo.

Herrera, que puede estar achacoso y sin recursos, no es tonto. Jugó fuerte y perdió. Herrera llevaba años buscando recambio a Mañueco. Lo intentó con Rosa Valdeón, luego dejó caer el nombre de Pablo Casado y, finalmente, ungió su dedo en Silván como el hijo bienamado. Cualquiera menos Mañueco, quien llevaba años trabajando en silencio en la maquinaria del PP, sacando brillo al engranaje para que Herrera ganase unas tras otras elecciones. ¿Y así le pagaba tanta lealtad y fidelidad? Mañueco puede tener cara de empollón distraído de internado de frailes, pero siempre se sintió preterido, marginado, desplazado. Hasta ahora, que ha llegado su  gran momento. Y arropado por Maillo, Cospedal, Casado, Soralla y Rajoy.

Y por eso Herrera invitaba el pasado martes, justo hace una semana, a cenar en Valladolid a Silván y a Martínez Majo. Es su último intento por evitar que toda su herencia política se vaya por el desagüe. Les pidió no repetir el error de las primarias en el PP de Castilla y León y, por tanto, que conformasen una única candidatura de cara al congreso provincial del PP leonés. Lo que le faltaba al PP: un enfrentamiento Silván-Majo por la presidencia del partido. Unidos pueden cerrar el camino al potente sector carrasquista, muy anclado en la capital leonesa y en numerosos pueblos.

Todavía está muy presente en la memoria la alianza Mañueco-Carrasco, que permitió a la asesinada presidenta convertir en un atemorizado solar el PP de León. Y ambos ya intrigaban para medrar a la sombra de Herrera en el PP regional. De aquellos polvos vienen estos lodos. De aquella vieja y trágicamente truncada alianza viene que ahora Mañueco rescate al senador Luis Aznar para integrarlo en su equipo duro de dirección y que ampare al aún presidente y senador Eduardo Fernández. Los grandes triunfadores leoneses del congreso del pasado sábado. El aparato. La vieja guardia, dispuestos a enterrar al utópico mensaje de “más afiliados y menos despachos”. Pues, toma dos tazas, despachazos hasta en la sopa.

Fernández y Aznar eran los señalados como los máximos culpables de la tragicomedia de la tarde electoral de primarias en la sede del PP leonés. Aquello pareció un caos, pero ahora parece más una estrategia estudiada, planificada, calculada y maquiavélicamente desarrollada. La misma que puede condicionar el congreso del PP de León. Sólo algo lo puede evitar: la alianza Silván-Majo/Majo-Silván, tanto monta monta tanto. Comienza la batalla por León.

 

 

 

 

 

 

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