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Confirmado por la Junta de Castilla y León. Las obras del futuro voladero del urogallo y edificio polivalente -en Caboalles de Arriba- comenzarán la próxima semana después de que, en la jornada de este martes 9 de junio, se hayan acometido una serie de trabajos previos muy necesarios. Y es que tal y como han concretado a Laciana Digital fuentes de la administración autonómica, “con todo lo que ha llovido había mucha maleza y se han tenido que acometer los trabajos previos de desbroce”, que ya se encuentran concluidos.
Así que todo a punto para que las esperadas obras, que ya deberían haberse iniciado y han sufrido cierto retraso producido por la pandemia del coronavirus, se inicien en la próxima semana. Y es que los trabajos ya fueron adjudicados en el mes de diciembre. La compañía lacianiega Calvo Calvo S.L será la que acometa las obras del voladero del urogallo cantábrico por un importe de 174.934,33 euros mientras que la empresa Inmeva Infraestructuras S.L se hará cargo de las obras del edificio polivalente por un importe de 445.378,45 euros.
Cabe recordar que las dos superficies objeto de la intervención se sitúan en las zonas aledañas al actual Centro de Interpretación del Urogallo -Caboalles de Arriba-. Será la administración autonómica la que costeará ambos proyectos con cargo al Programa de Infraestructuras Turísticas en Áreas Naturales de Castilla y León.
El voladero
El Voladero del Urogallo Cantábrico (VUC) se plantea dentro del recinto del Centro del Urogallo, en el que, además, ya existen otras edificaciones: el edificio principal, el albergue, la bolera municipal y la cimentación de un edificio inacabado sobre la que se proyecta levantar el edificio polivalente.
El voladero se emplaza en la esquina sureste del solar, donde la topografía es más pronunciada y la vegetación existente más abundante. Este aspecto adquiere gran importancia ya que se mantendrán los árboles existentes y se reutilizarán para completar el sistema de mástiles que soportarán la malla con la que se cubrirá el voladero.
El pequeño edificio se plantea como un mirador hacia el interior del voladero, siendo la única frontera disponible entre el visitante y el urogallo. De esta forma la interacción entre ambos es mínima y se recrea adecuadamente un ecosistema artificial similar al espacio natural donde vive esta especie de ave galliforme.
La actuación planteada es la de una construcción que pase desapercibida en el conjunto de las edificaciones existentes, a caballo entre lo arquitectónico y lo paisajístico, dando todo el protagonismo al urogallo cantábrico. El visitante que pasea por el recinto se encuentra con una grieta abierta entre dos muros de mampuesto de piedra —colocado con el aparejo tradicional de la zona—, sobre los que destacan las copas de varios robles, la punta de algunos mástiles y una bóveda de malla.
El sistema que se pretende realizar es un espacio acotado de 300 m2 para la vida de varios ejemplares de urogallo, con una estructura exterior que permita su observación por los visitantes del centro sin que sean perturbados por la presencia humana.
El edificio polivalente
Se pretende construir un edificio multifuncional sobre una cimentación existente ubicada dentro de una parcela irregular de 584 m2 de superficie, colindante con el recinto del Centro del Urogallo. La cimentación pertenece a una obra inacabada y presenta una forma poligonal que será asumida por el edificio propuesto. También se aprovechará parte de la red de saneamiento existente.
El edificio se plantea como una construcción multifuncional que sea capaz de albergar distintas actividades al mismo tiempo, desde una perspectiva de construcción responsable y sostenible y que permita dar cabida en su interior a exposiciones, talleres, star-ups, reuniones, etc. Por ello, la compartimentación en su interior es mínima y se restringe a usos muy concretos que precisan de delimitación específica, como los aseos y un cuarto de instalaciones, así como una zona destinada a reunión de la Junta Vecinal.
