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SOCIEDAD

La Ferina no se acobarda ante la lluvia y el frío

La jornada ha estado marcada por la incesante lluvia y las bajas temperaturas

Para aquellos a los que La Feriona les sabe a poco, o por el contrario, huyen de las grandes aglomeraciones, el 12 de noviembre ofrece a lacianiegos y vecinos de comarcas limítrofes la posibilidad de disfrutar de la Ferina, esa pequeña muestra de puestos ambulantes, que con mucho encanto y desde primera hora de la mañana, invade la avenida del Bierzo.

Puestos que se disponen a ambos lados de la calle y que proceden, en su inmensa mayoría, de la zona norte de España, algunos de ellos asiduos al mercado que cada viernes se celebra en la capital de la comarca. Ofrecen todo tipo de productos: ropa de invierno, calzado, bisutería, juguetes, bolsos, quesos y embutidos, frutos secos o artículos incondicionales como los pijamas, los calcetines, las zapatillas y los ajos para la matanza.

Pero, indiscutiblemente, el paraguas fue el gran protagonista de la jornada que estuvo marcada por la lluvia y el frío. Pese a tales circunstancias climatológicas, muchos vecinos del municipio salieron a la calle para cumplir con la tradición de acudir a esta pequeña feria. Después, y para entrar en calor, lacianiegos y visitantes se dejaron encadilar por el manjar característico de este día: el pulpo, que fue saboreado tanto en la propia feria como en muchos de los hogares y restaurantes de la zona, siempre acompañado por un buen vino y unos cachelos.

Y para romper con la tónica de los últimos años en los que la presencia de cabezas de ganado era nula, en esta ocasión, el recinto ferial de Villablino sí que albergó un pequeño número de reses destinadas a la venta, concretamente, cinco vacas de la raza Limousine. Unas cifras que ponen de manifiesto que la Ferina ha perdido su esencia ganadera ya que quince años atrás eran alrededor de doscientas cabezas de ganado las que, tal día como hoy, se contabilizaban en el mercado de ganados.

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