Noches de galas hemos tenido recientemente. La exitosa cena de Exaltación del Botillo en Bembibre, donde se juntaron representantes de la política, la empresa, de la llamada sociedad civil y mucha gente con muchas ganas de pasarlo muy bien. Mientras, bastante más al sur, se celebraba otra gala sin sabor a botillo pero con mucho sabor a Bierzo. En Sevilla, la gala de los Goya se llenó de guiños a la comarca. El éxito rotundo de As Bestas contribuyó a que su director, Rodrigo Sorogoyen, dedicara unas cariñosas palabras a esta tierra y quizás eso sucedió cuando se alcanzaron picos de audiencia que llegaron a superar los 7 millones y medio de personas. Una publicidad impagable sin duda.
Pero no sólo la belleza de nuestros paisajes lució en la gala, también deslumbró la creatividad y el talento de Silvia Fernández, la diseñadora berciana que vistió a varias asistentes con atrevidas y elegantes transparencias y vestidos de corte impecable.
El que seguro que no la disfrutó mucho fue Nuñez Feijoo. Debió pasar todo el sábado empachado por su último patinazo. Sí, sabemos que errar es de humanos, que hasta el mejor escribano echa un borrón, pero la cantidad de gambazos que comente este hombre, supuestamente preparado, empieza a preocupar y más que sonrojar a propios y extraños.
Al principio se le disculpaba con que le faltaba conocer los datos de la política nacional, aunque siendo un Presidente autonómico en ejercicio, esa excusa no le dejaba en buen lugar.
Luego empezamos a dudar de su buena fe. Se iba extendiendo la idea de que Feijoo intentaba manipular a la opinión pública con los datos económicos. Pero las mentiras eran tan burdas que lo único que conseguían era ponerlo en ridículo. Inolvidables aquellos balbuceos suyos en rueda de prensa ante periodistas nacionales y extranjeros cuando le recordaron su calificación de timo ibérico a la excepción ibérica que se pretendía extender a más países.
Ahora ya estamos en la fase de preguntarnos si es esto lo mejor que tiene un partido que aspira a gobernar el país. Un hombre que comparte su ignorancia despreocupadamente y cuya arrogancia le hace persistir en el error, no genera mucha confianza. Porque ni la costa Dorada está en Valencia, ni 1984 se escribió en ese año, ni es digno de alabanza que un currante que esté de baja vaya a trabajar… Y por muy contundentemente que lo afirme Feijoo, los Oscar no se entregan en Sevilla