PREMIOS MUJER 2024

Las bases quieren sangre

Hay que saber perder y hacerlo con elegancia. Es lo que le faltó a Susana Díaz en la noche del domingo. Quedó tan noqueada por unos resultados que no esperaba que, en su breve alocución, se olvidó de mencionar al ganador por su nombre. No le salió del alma el nombre de Pedro Sánchez. Lo tenía atragantado en el estómago y en el cerebro. Mala cosa para ella, para el PSOE y para España. Hay que saber perder y felicitar al vencedor. Es algo elemental en política, sobre todo entre miembros del mismo partido.

No es momento de precipitar conclusiones. Hay que abrir un periodo de reflexión y ver qué pasa en el Congreso Federal de junio, donde Pedro Sánchez ya retomará todas las riendas del poder del PSOE. Ahora mismo, entre los vencedores hay dos tendencias. Quienes quieren desalojar de todos su cargos a los seguidores de Susana, comenzando por los barones territoriales; y quienes predican templanza, generosidad, unidad, concordia y perdón. Estos últimos están en minoría.

Lo cierto es que las bases están exultantes por la victoria y quieren guillotinar en la plaza pública a la vieja guardia. Están ansiosas de sed de venganza. Proponen no una reforma sino una revolución, una ruptura total con el pasado. Quieren que, de una vez por todas, se pase página a la Transición, a la tradición de la reforma democrática. Las bases están radicalizadas, encabritadas y hartas del viejo PSOE. Por eso el domingo asaltaron la Bastilla o el Palacio de Invierno. Que cada cual aplique el ejemplo que mejor cuadre. Como diría Guerra en los años ochenta, a este nuevo PSOE no le va a conocer ni la madre que le parió. Se avecinan grandes cambios.

En este torbellino iconoclasta que se vive en las bases, el templado secretario general del PSOE provincial leonés, Tino Rodríguez, da un paso atrás, se refugia en las sombras y deja el campo libre para que las contradicciones de los vencedores le hagan el trabajo sucio. No concurrirá al minicongreso provincial que ha elegir a los delegados que viajarán a Madrid a la entronización de Sánchez. Les deja el terreno libre. Que vayan ellos y que disfruten de su momento de gloria.

Dice Rodríguez que no quiere enseñar sus cartas políticas de futuro. Pero le traiciona la sonrisa y el brillo de sus ojos. Sin duda se presentará a la reelección como secretario general del PSOE provincial. Y lo deja entrever al asegurar, no sin cierta soberbia y autosuficiencia, que él ha ganado todos los congresos y congresillos a los que se ha presentado en los últimos años. Está convencido de que la situación que ha llevado a los resultados de las primarias nacionales no es ni será la misma que condicione congreso provincial. Rodríguez se olvidó antes de mirar por la ventana y comprobar el estado de ánimo de las bases. Y las bases quieren sangre, que caiga la guillotina. Anuncian un nuevo orden dentro del partido. La conquista de la Bastilla ha sido sólo el principio.

En cualquier caso, hay que esperar a que maniobre Pedro Sánchez y a que dé a conocer su proyecto político en el congreso federal de junio. Y que conforme su equipo. Dice Tino Rodríguez que volvería a apoyar a Susana Díaz, que a él no le gusta ni el independentismo ni Podemos, que son algo así como los demonios que empujan a Pedro Sánchez. Hay que alabar la lealtad en tiempos de derrota. Pero las derrotas siempre traen sus consecuencias. Sobre todo cuando se tiene tal mal educado perder como Susana. Esa falta de modales no vaticina nada bueno.

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