Rodeado de familiares, amigos y vecinos del municipio, y con un auditorio lleno, el lacianiego Borja Rodríguez Tablado (1982), campeón del mundo del International Diatonic Accordion Festival 2023, recibió en la tarde del pasado sábado, el reconocimiento, más que merecido, a su amplia trayectoria en el mundo del acordeón, instrumento con el que empezó su andadura en la Escuela de Música ‘Laciana’. Lo hizo animado por su abuelo materno, quien siempre quiso pero no pudo, tocar el acordeón. A él le dedicó el disco titulado ‘L’último brañeiru’.
Y así, desde sus inicios en el mundo de la música hasta el presente, Mercedes Fisteus, concejal de Cultura, y Cristina Astiárraga, directora de la Escuela de Música, condujeron el emotivo acto. A través de varios vídeos, el público asistió a un repaso por su vida musical. Grabaciones en las que se vio al lacianiego interpretando canciones tradicionales leonesas y el himno a la patrona de los mineros, Santa Bárbara Bendita, o compartiendo escenario con Carlos Núñez en el concierto que ofreció el gaitero gallego en Burón (León).
Hubo, por supuesto, tiempo para la buena música porque, sobre las tablas del escenario actuaron tres grandes del acordeón, Irene Martínez y Rosi Pérez, en representación de la Escuela de Música y Manolo Garrido. Incluso, a modo de improvisación, el homenajeado y Luis Rodríguez, antiguo compañero de aula de Borja Rodríguez en la escuela municipal, compartieron escenario. Era la primera vez que tocaban juntos.
Fueron muchas, además, las sorpresas que recibió. Vídeos de aquellos que no pudieron acompañarle en el acto como las hermanas tsacianiegas Raquel y Laura o el gaitero berciano Diego Bello, con el que Borja Rodríguez fundó un grupo de folk. Poesía en las letras de Silvia Aller y obsequios por parte del Ayuntamiento y de la Escuela de Música, que, además, en manos de su directora, le entregó una placa de reconocimiento como alumno predilecto de la misma.
Otro regalo, muy especial, procedía de tierras vascas, la pandereta que el acordeonista Kepa Junkera le hizo llegar en agradecimiento al lacianiego que, organizó en 2014, la primera Master Class, en León, de Junkera.
Pero las sorpresas no acababan aquí porque, cuando el público pensaba que el acto había finalizado, irrumpía en el auditorio ‘La Orquestina de León’, de la que el lacianiego es miembro desde 2017. Regalaron a los asistentes dos canciones: ‘Las calles de Granada’ y la famosa ‘Tarara’.
Borja Rodríguez, para despedirse, quiso obsequiar a sus vecinos, amigos y familiares con una canción muy tradicional: ‘Cuando voy pa’ la braña nun llevo pena porque llevo patatas para la cena’, no sin antes mostrarse inmensamente agradecido y orgulloso de su tierra.
El último aplauso lo pidió para su familia, para sus padres, para sus hijos, para su hermano, para su mujer. Porque el camino, admitió, no ha sido fácil y ellos contribuyeron a hacer de su sueño una realidad. Y sus últimas palabras en el acto fueron para sus hijos. Lanzó un mensaje a los pequeños de perseverancia, de lucha, de constancia. “Si alguien os dice que no podéis hacer algo, seguid intentándolo hasta conseguirlo”. Porque eso es lo que hizo Borja Rodríguez Tablado, campeón del mundo de acordeón.
Algunas imágenes que deja la jornada
Algunos datos de su trayectoria profesional
Actualmente es profesor en el Conservatorio Profesional ‘Cristóbal Halffter’ de Ponferrada, si bien, son muchos los años que ha dedicado a la enseñanza musical, siendo profesor en las Escuelas Municipales de Valverde de la Virgen, Carrizo de la Ribera, Gradefes o La Robla, además del Centro Autorizado Profesional de Peñacorada, entre otros.
Pero además participó en numerosos cursos y conciertos solidarios, impartió conferencias y llegó a crear la Orquesta de Acordeones de la Escuela de Valverde de la Virgen (con treinta y siete acordeones). En 2018 formó un grupo de música folk leonesa con el gaitero berciano Diego Bello y desde 2017 es componente del grupo ‘La Orquestina de León’.
También fue organizador, en 2014, de la primera Master Class, en León, del acordeonista vasco Kepa Junkera.