Como un proyecto singular, diferenciador, pero también experimental ha definido la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León el proyecto del Voladero de Urogallo Cantábrico que esta entidad promueve y financia en Caboalles de Arriba. Sus obras empiezan ya. Este mismo jueves se ha firmado el acta de replanteo, tal y como afirmó el arquitecto de la Fundación, Jorge Guerra, en el recinto del Centro del Urogallo donde acudió acompañado por personal técnico de la Junta y el alcalde y concejales del Ayuntamiento de Villablino.
También hoy la administración autonómica ha procedido a la entrega formal del edificio polivalente -cuyos trabajos ya han finalizado- al Ayuntamiento de Villablino. En el inmueble, tal y como adelantó Laciana Digital, se ubicará un centro de Coworking- conformado por oficinas y salas de reuniones para empresas y autónomos-.
A cincuenta metros del edificio polivalente y a otros cincuenta del Centro del Urogallo se ubicará el voladero, observatorio de la especie en cautividad. Un espacio único y diferenciador que en nada se parece al centro de cría que la Junta prepara en Valsemana. “Se trata de un plan que tiene carácter experimental en lo relativo a la conservación del urogallo en cautividad”, defiende Guerra. No supone, incide, “una afección negativa sobre la población silvestre del urogallo cantábrico que habita en la Zona de Especial Protección de Alto Sil” y por ello, resulta compatible con el Plan de Recuperación del Urogallo Cantábrico.
Las instalaciones, que se prevé que estén finalizadas de cara al otoño, darán cabida a dos parejas de urogallos que ocuparán dos hábitats de 270 metros cuadrados en total. El voladero, cuyo presupuesto ronda los 200.000 euros, se completa con dos zonas específicas para hembras, una zona de observatorio de 35 metros cuadrados, almacén y sala de curas. En cuanto al apartado de materiales, Guerra ha revelado que se ubicará un muro perimetral aislado acústicamente con un espesor de 30 centímetros, cubierta de chapa ondulada, seto vegetal y redes de seguridad.
Plan turístico y de conservación de la especie
El voladero ha de cumplir dos funciones esenciales. Primeramente albergar a los urogallos, especie delicada y sensible a los cambios, en un espacio que les resulte cómodo, pero a la vez las instalaciones han de permitir que el público pueda contemplar las aves sin interferir en su privacidad y tranquilidad y lograr así el aprovechamiento turístico del voladero.
Para ello, el director de obra, Alberto Martínez, explica que el plan ha sido diseñado minuciosamente teniendo en cuenta las necesidades biológicas de los urogallos y no atendiendo al aspecto estético de las instalaciones. Se trata, así pues, de un recinto circular y cerrado en cuyo interior coexistirán los urogallos que podrán ser visualizados por los visitantes a través de una zona de exposición con un circuito de entrada y de salida.
El público podrá contemplar las aves desde ese pasillo, pero nunca podrá acceder a la zona donde habitan las aves galliformes. “El visitante solo ve al urogallo de tal forma que el urogallo no lo ve a él para que no se estrese”, matiza Martínez, quien asimismo señala que el voladero también da cabida a dos salas donde se ubicarán a las hembras en época de celo “porque si no los machos las atacan”. En definitiva, y en palabras del director de obra, “una intervención sencilla que no tiene pretensión estética sino funcional” que hará las veces de mirador ornitológico.
Aislamiento acústico
El técnico de la Fundación Patrimonio Natural, Eduardo Álvarez, quiso incidir en que el diseño del voladero se ha confeccionado de tal forma que las molestias que se ocasionen al urogallo “sean inexistentes”. De hecho se ha buscado “el aislamiento acústico y visual” de las instalaciones con el fin de que “en épocas delicadas, como la época de celo, no haya ningún conflicto con los animales silvestres”. Porque la idea también es que, los ejemplares “no puedan ver nunca a los visitantes”. En épocas de celo, continúa diciendo el experto, “habiendo cantaderos naturales tan cercanos, la forma más importante para minimizar ese impacto es el aislamiento acústico del voladero”.
Álvarez también incidió en el carácter diferenciador del plan que en nada se asemeja al centro de cría que se proyecta en Valsemana. “Es un espacio donde los urogallos van a estar en semicautividad y los visitantes podrán verlos, algo que en ningún caso va a suceder en el centro de cría”. Es similar, dice, a “un núcleo zoológico donde el público podrá disfrutar y ver esta especie a la que no se le puede generar molestias en su medio natural, por eso la creación de este espacio”. El objetivo es “aplacar la curiosidad, que existe entre la población, de ver un urogallo. Aquí se podrá ver y disfrutar”.
El Ayuntamiento
El alcalde de Villablino, Mario Rivas, defiende que el proyecto será “un referente desde el punto de vista medioambiental en Castilla y León” abriendo la puerta al “turismo sostenible de calidad”. La intención, sostiene el primer edil, es tener “de cara al otoño” al urogallo en el valle de Laciana “para poder visitarlo y disfrutarlo”. El plan es fruto de “la apuesta decidida por parte de la Fundación Patrimonio Natural de la Junta y el Ayuntamiento de Villablino”. Para terminar, el regidor agradeció al consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, el compromiso adquirido con el Consistorio para la ejecución del voladero que ahora comienza a materializarse.