Laciana da la cara por el autismo

Se llama Juan García Sellers. Es de Salamanca. Tiene 66 años y es el artífice de que, desde hace unos días, las redes sociales estén llenas de fotos de lacianiegos que portan en sus manos la imagen de un cubo de rubik con la palabra Autismo. Lo hace para dar visibilidad al Trastorno del Espectro Autista. “En la comarca no existe ninguna asociación ni colectivo que esté vinculado a este trastorno”, dice el promotor de la campaña.

Para Juan García es importante dejar claro que la iniciativa no busca recaudar fondos. “Simplemente fotografío a las personas del valle que se presten a ello y subo la imagen al Facebook. A cambio les entrego, de forma totalmente gratuita, una pulsera con la palabra ‘Autismo'”. A la vez, aprovecha la ocasión para informar a los lacianiegos sobre este trastorno. Les explico qué es, cuáles son sus síntomas o cómo se detecta”. Para esta misión se nutre de asociaciones especializadas en el tema.

Y de momento ya ha conseguido un centenar de instantáneas de gentes del valle. Vecinos de los pueblos del municipio, jóvenes de clubs deportivos, comerciantes,…pero aún quedan muchas más. “Me ha sorprendido la cantidad de lacianiegos que desconocen qué es el autismo”, admite García. Por eso, considera que si “llega a mil personas y hay una veintena que reacciona bien…pues algo he conseguido”. Es, simplemente, aportar “un pequeño granito de arena. Algo quedará en el pequeño círculo de Laciana”, comarca a la que ha llegado por mediación de su hijo, que actualmente trabaja en la zona.

¿Quién es Juan García?

Hace ocho años y junto con su mujer, Lola, deciden vender todas sus propiedades porque el salmantino buscaba otro modo de vida diferente. Desde entonces viven en un piso alquilado con el colchón económico de su pensión. La bicicleta es su único medio de transporte. Va con Juan García a todas partes. Con ella ha recorrido, tal y como cuenta el salmantino, más de 52 países. Algunos de esos viajes fueron a favor de causas como el Parkinson, Asperger o la donación de médula ósea… “Por cada kilómetro que yo recorría en bicicleta la gente aportaba un euro” a través de la plataforma de crowfunding ‘Mi grano de arena'”.

Así decidió vivir: viajando y ayudando. De hecho, en uno de sus grandes viajes en bicicleta, logró concienciar a 28 personas para que donaran médula. Recorrió la distancia que separa Salamanca y Moscú. Su próxima aventura, de 4.000 kilómetros que le llevarán hasta Moldavia, será a favor del autismo. Y en este caso cada etapa llevará el nombre de un lacianiego que haya sido fotografiado en la campaña que está llevando a cabo en la comarca.

Porque la máxima de este hombre que ha conocido en sus aventuras “la pobreza de Mongolia o las dificultades de la Patagonia”, es vivir con muy poco. “Esos viajes te cambian tus valores, me ha cambiado el concepto de lo que es la riqueza. No necesito más para ser feliz”.