La Historia, por definición y según me enseñaron hace décadas abarca el estudio de la actividad humana a partir del tiempo en el que se inventó la escritura. Sin testimonios escritos, el conocimiento que hoy podríamos tener del pasado sería insignificante comparado con el que hoy tenemos. No obstante los escritos que sirven para conocer el pasado, han sido objeto desde hace muchos siglos de ataques diversos. Cabría señalar -por ejemplo- el incendio de la Biblioteca de Alejandría ( hace más de 2 000 años), pero los incendios de archivos y bibliotecas y en general la destrucción de documentos que servirían para conocer mejor el pasado ha sido una constante a lo largo de la Historia.
En realidad la pérdida de documentos a lo largo de los siglos es algo habitual y se debe a muy diversas causas, que no voy a analizar. Prefiero hablar de las técnicas que permiten cada vez con mayor facilidad copiar la información escrita y cada vez de modo más fiel.
Cabría señalar que la invención de la imprenta allá en el siglo XV, supuso un avance importantísimo. Se ha escrito que Victor Hugo, afirmó que la imprenta era el invento más importante de la Historia. El fin último de la misma coincide fielmente con lo que actualmente hacen las modernas técnicas de digitalización de documentos, sean del tipo que sean, es decir escritos o imágenes. El objetivo es la realización de copias lo más fieles y exactas de escritos e imágenes, con el fin de que la información no se pierda y además con la máxima facilidad y rapidez posible. No es mi intención describir en detalle en que consiste la imprenta , pero si puntualizar que la técnica consiste básicamente en fijar sobre una estructura rígida un texto. Después y por métodos diversos lo grabado en la estructura rígida, se copiaba en papel cuantas veces se quisiere. Es una técnica parecida a la de los matasellos que todos conocemos. La fijación sobre soportes rígidos de textos e imágenes (mapas y planos incluidos), debió lo más empleado hasta la invención de la fotografía.
Antes de la invención de la imprenta el único modo de realizar copias de documentos ( o al menos de la información contenida en los mismos), no era otro que el recurso a copiar a mano el contenido del documento. A lo largo de la historia esta técnica se ha seguido manteniendo hasta nuestros días. Yo mismo a veces la he utilizado. No obstante en este proceso es prácticamente imposible que se conserve íntegramente la información de un documento por razones evidentes.
En cualquier caso la invención de la fotografía, ya en el siglo XIX debió ser un paso muy importante en la labor de realizar de modo rápido y sencillo el mayor número de copias posibles o deseables de un documento. La fotografía y como es bien conocido es un procedimiento totalmente diferente a la imprenta. La luz reflejada en cualquier objeto, es capaz de dejar una imagen del mismo en un soporte dispuesto al efecto (el cliché o el celuloide), que posteriormente se puede reproducir en papel. La fotocopia que se conoce desde hace décadas, emplea (su nombre así lo sugiere), unas técnicas similares a las de la fotografía. La luz juega en ambos procesos un papel esencial. En la Red hay abundante información sobre otros procedimientos (litografías), para hacer copias desarrollados a lo largo del tiempo, pero yo me referiré básicamente a lo que conozco por experiencia propia.
Según mi experiencia, cuando se quería tener una copia exacta de un documento y durante muchos años el recurso a las fotocopias, que eran obviamente en blanco y negro, fue lo habitual. Con el paso de los años (algunas décadas), me da la impresión de que los textos e imágenes fotocopiados, se van poco a poco diluyendo, de tal modo que se van borrando, lo que no deja de ser un serio problema. Por ello las “viejas” fotocopias, tampoco son un instrumento infalible. No se si esto les sucede a las fotocopias en color, me temo que si.
Las viejas cámaras de fotografías de uso doméstico,(las que utilizaban los llamados clichés) no eran por lo que yo conozco, el procedimiento más adecuado para obtener copias de documentos. Yo personalmente creo que jamás utilicé este procedimiento para copiar documentos. Recurrí como he dicho a la técnica de la fotocopia, que con el paso del tiempo ya se pudieron hacer de modo habitual en color. Si utilicé en tiempos relativamente recientes, las cámaras fotográficas digitales (y los modernos teléfonos móviles obviamente). Las técnicas de digitalización es lo último y a estas dedicaré la parte final de este corto artículo.
La verdadera revolución en el afán de conservar copias de antiguos documentos la ha traído la digitalización, que (según mi experiencia) sólo a partir del actual siglo XXI ha adquirido un desarrollo cada vez más espectacular. Es un avance tecnológico y por fortuna valiosísimo, para la conservación de la información contenida en los innumerables documentos, planos e imágenes que se guardan en los archivos. Lógicamente la historia no se recoge solamente en escritos e imágenes estáticas. Los sonidos e imágenes en movimiento (películas de cine por ejemplo), son también documentos de inestimable valor que hay que preservar. Creo que también se pueden digitalizar.
En los momentos actuales y desde finales del siglo pasado, los documentos en formatos digitales se han extendido de tal modo que forman ya parte de nuestra vida cotidiana. Se trata de una tecnología que permite la reproducción de la información con una rapidez inimaginable hace sólo unas décadas. Los ordenadores y los teléfonos móviles, forman parte de nuestra vida como los automóviles por ejemplo. En este sentido quizá cabría señalar que la tecnología digital de nuestros tiempos, puede suponer una revolución similar a la de la imprenta, para conservar de cara al futuro la historia de nuestros días.
Del mismo que la imprenta y la fotografía son técnicas muy diferentes, la copia en formatos digitales también lo es. A partir de lo que he podido hallar en la Red y de otras fuentes, intentaré explicar lo que conozco de este moderno método de hacer copias de documentos e imágenes. En cuanto a la grabación del sonido en formatos digitales entiendo que el procedimiento ha de ser al menos en parte similar, pero en este punto concreto no voy a entrar.
Una imagen cualquiera ( un documento es también una imagen), se compone de numerosas y diminutas partes, que en el proceso de digitalización se tratan como unidades individuales y cada una de ellas entiendo que es lo que se llama técnicamente un pixel. Mediante un código de números (ceros y unos) es posible disponer de una relación de números, que corresponden exactamente al conjunto de pixeles de la imagen que se digitaliza. Por tanto una imagen o un documento se transforma en una larga secuencia de números. Creo recordar haber leído hace muchos años que las naves espaciales enviadas al espacio, para transmitir a la Tierra las fotografías que captaban, lo que hacían era enviar una larguísima secuencia de números. Estos números ( había una equivalencia ya conocida entre el número y la tonalidad), permitían ya en la Tierra reconstruir la imagen captada por la nave. En la Red hay datos (ver imagen adjunta), que permiten entender como una secuencia de números puede dar lugar a la reconstrucción de una imagen. En este caso el problema de la pérdida de calidad de una imagen que se hace inevitable en otros procesos (fotografía, imprenta, fotocopia, litografía…); no existe en la digitalización, siempre y cuando la secuencia de números se mantenga.
La imagen que adjunto esta tomada de un curso de digitalización, impartido o publicado por INGENIA y con la colaboración de la Real Casa de la Moneda. Merece la pena leerlo con calma, ya que permite entender con facilidad, como una imagen se puede transformar en una secuencia de números y como esta secuencia de números pueden dar lugar a una segunda imagen que es una copia de la original y con unos niveles de exactitud perfectamente aceptables a muchos efectos.
Bembibre 22 de febrero de 2023
Rogelio Meléndez Tercero