Facebook
Instagram
YouTube
Compañerismo. Sororidad. Resilencia. Libertad. Son, entre otros, algunos de los valores que representan las imágenes que, desde este martes 8 de marzo y hasta el 23 de mayo, se exponen en la lechería ‘La Popular’ de Sosas de Laciana como homenaje a la mujer tsacianiega a través del antiguo oficio de las lecheras. Esas mujeres fuertes que, no solo transportaban la leche, sino que también se encargaban de las tareas del hogar y de atender el ganado.
La pequeña exposición, de seis fotografías antiguas, se inauguró este mismo martes coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, ya que la muestra es el fiel reflejo de las bases del feminismo. Así lo defendió la gerente -desde el año 2020- de la lechería, Angélica Fernández, quien destacó “la valía, la dedicación y la herencia que nos han dejado estas mujeres. Sin ellas hoy no estaríamos aquí”.
Seis imágenes que han sido reunidas gracias a la colaboración de varios vecinos de la comarca, algunos cedieron las fotografías y otros ayudaron a su recopilación. “Fue difícil decantarnos por las fotos que íbamos a exponer. Hemos seleccionado una representación de los pueblos de Laciana y las imágenes más nítidas”, confiesa Fernández.
Así, la muestra, bautizada bajo el lema de #Luchadoras, expone momentos captados en Sosas de Laciana en -1943-, Lumajo -1950 y 1953-, San Miguel -1968- o Caboalles de Abajo -1941-. Estampas características del oficio: mujeres ordeñando una vaca o cabalgando al trote del caballo para transportar la leche.
Junto a Angélica Fernández, Natividad Rodríguez, también ha ideado, coordinado y gestionado la iniciativa que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Villablino, la Junta Vecinal de Sosas de Laciana y el Instituto Leonés de Cultura. Rodríguez, en la misma línea, apuntó que la exposición “representa a las mujeres tsacianiegas. Eran luchadoras, trabajaban de sol a sol”. Representa, continuó diciendo, “las bases del feminismo”.
Fue la voz de la lacianiega Guadalupe Lorenzana quien, en patsuezu, cerró el acto inaugural, leyendo una poesía escrita por ella misma. Una oda a la figura de la mujer lacianiega, “un ejemplo de mujer. Buena esposa, buena hija, buena madre, trabajadora y limpia. Cria nenos y cuida abuelos, hace pucheros y fisuelos”.
Los versos de Lorenzana concluyeron dirigiéndose “a las mujeres lacianiegas que ahora estamos al frente: boticarias, maestras, empresarias, mujeres bien estudiadas, que no se nos olvide nunca el esfuerzo que ellas hicieron, el sendero que nos abrieron para pensar en libertad y luchar también por lo nuestro”.
