La Feriona de Villablino 2024, aunque contó con una asistencia ligeramente inferior a la de años anteriores, mantuvo su espíritu vibrante y su importancia histórica. Este evento, que tiene sus orígenes en la Edad Media, fue mencionado por Alfonso X El Sabio en su Carta Pueblo, cuando concedió a Laciana una serie de derechos que le correspondía: “vos otorgamos que fayais mercado cada semana en día martes”. Desde entonces, la tradición de los mercados y ferias ha sido parte esencial de la identidad de la comarca.
Este año, a pesar de las previsiones de lluvia, el tiempo acompañó, permitiendo disfrutar de una jornada sin precipitaciones y con momentos de sol. Entre los principales atractivos del evento estuvo la participación de ACLAME, que exhibió sus majestuosos mastines leoneses, una raza fundamental en la protección del ganado. Junto a ellos, la exposición de vacas y caballos reafirmó la importancia ganadera de la feria.
La feria no solo atrajo a gente de toda la provincia leonesa, sino también a visitantes procedentes de Asturias, Galicia e incluso Portugal, subrayando la relevancia del evento más allá de las fronteras locales. Además, los asistentes pudieron recorrer más de medio millar de puestos, donde se ofrecían productos variados, como pan artesano, frutas, hortalizas frescas, tallas de madera, telas y ropa de empresas locales como La Olvidería.
El pulpo, como es habitual, fue uno de los platos más solicitados, y contribuyó a mantener viva la tradición gastronómica de la feria. A pesar de la disminución en el número de asistentes, la Feriona de Villablino 2024 consolidó una vez más su importancia como punto de encuentro para la cultura rural, la ganadería y el comercio, manteniéndose como un referente indiscutible en la región, con raíces que se hunden en la historia medieval de Laciana.
Aunque la afluencia de público fue ligeramente inferior a la de otros años, la jornada fue todo un éxito, con una gran concentración de visitantes que, en algunos momentos de la mañana, hizo difícil circular por los puestos extendidos desde las avenidas de El Bierzo hasta la calle Vega del Palo, tanto es así que en ciertos tramos de la feria se provocaron atascos, dificultando el paso entre las casetas.
Además encontrar sitio para aparcar se convirtió en una tarea tediosa para los asistentes. A lo largo y ancho de las carreteras, las aceras y los aparcamientos de los alrededores estaban repletos de coche, lo que evidenciaba el gran interés que sigue generando esta feria tradicional.