“A estas horas el perdón ya no sirve, fue una gravísima negligencia porque tenían todos los medios para haberlo evitado pero lo que fallaron fueron las personas, aunque ellos solo dicen que ellos no fueron y solo les falta decir que la culpa la tienen los que se fueron para allá”, aseguró este lunes el padre de Manuel Moure, uno de los seis mineros fallecidos el 28 de octubre de 2013 en el Pozo Emilio del Valle, en el municipio leonés de Pola de Gordón.
Tocayo de su hijo, Manuel Moure se desplazó junto a su mujer, Toñita, que portaba seis rosas en las manos, este primer lunes de febrero a las puertas de los Juzgados de León junto a las familias del resto de fallecidos en el trágico accidente minero por el que desde este 6 de febrero se sientan en el banquillo de los acusados 16 personas como presuntos responsables, entre los que se encuentra la cúpula de la empresa minera Hullera Vasco Leonesa, su presidente, Antonio del Valle, el vicepresidente y consejero delegado, Arturo del Valle, y el vocal Aurelio del Valle, así como el director general y el director facultativo de la explotación, junto a ingenieros y vigilantes de seguridad.
La situación fue similar a la vivida el 5 de abril de 2021, fecha en la que debería haber comenzado este juicio, tal y como ocurrió, aunque se suspendió diez días después para investigar las pólizas de seguro de alguno de los acusados. Por eso mismo, casi diez años después de aquel trágico día, las familias celebran cautelosos “que por fin empiece el proceso”, con la esperanza de que “se haga justicia”, aunque convencidos de que los acusados “dirán que no tuvieron la culpa”.
Unas familias a las que el perdón “ya no les sirve”, puede que quizá sí en un primer momento, si la empresa hubiera dicho en un principio “lo sentimos por lo ocurrido, que decida la justicia”. Sin embargo, eso no ocurrió por parte de una cúpula a la que “solo le falta decir que la culpa la tienen los que se fueron para allá”.
“Gravísima negligencia”
Moure lo tiene claro: lo que ocurrió aquella mañana de lunes en el Pozo Emilio del Valle fue “una gravísima negligencia” porque la empresa “tenía todos los medios para haberlo evitado, era tan sencillo como haberlos aplicado”, de manera que “lo que fallaron fueron las personas”.
En este sentido, Toñita, su mujer y madre del fallecido, detalló que “ya se habían oído quejas con anterioridad”, de manera que si el accidente ocurrió un lunes, el propio Manuel le contó el jueves antes a su mujer que “aquello se estaba haciendo fatal y que iba a pasar algo en cualquier momento”. “Le explicó cómo estaba aquello y advirtió que como le pasara algo, les iba a dar unas hostias a los culpables. Cuando su mujer le dijo que eso sería si se las podría dar, él dijo que sino alguien lo haría por él”, contó, por lo que “hay que pelear hasta el último momento”.
Sin información por la empresa
Su mujer apoyó sus palabras de su esposo y afirmó que “desde que pasó el accidente nadie avisó de nada”. Toñita relató que aquel 28 de octubre de 2013 su marido salió a dar una vuelta y cuando llegó a casa le trasladó que había habido un accidente en el pozo en el que trabajaba su hijo, por lo que llamaron por teléfono. “Nos dijeron que colgáramos el teléfono porque no podían atender a nadie y tenían que hacer llamadas, así que mi marido colgó y se fue al grupo”, contó.
Fue en el momento en el que Manuel Moure padre llegó al lugar de los hechos cuando descubrió que su hijo había sido uno de los fallecidos porque un compañero le dio pésame. “Así nos enteramos; mi marido se desplomó y todavía estamos esperando a que la empresa nos diga ‘ha pasado esto’”.
“¿Eso son razones de una empresa modelo como decían que eran? No avisaron siquiera a los padres. Un cuñado mío también llamó pero le dijeron lo mismo, que colgara. Eso no son maneras de enterarte de que tu hijo se ha quedado ahí dentro”, contó entre sollozos Toñita, para quien “lo que hizo la HVL no tiene perdón de Dios”.