Raras veces los productos gastronómicos de calidad del Bierzo suelen darnos malas noticias. Lo cierto es que no conozco ninguna vez; salvo cuando los aprovechados los utilizan indebidamente, para sacar rendimiento del prestigio que supone estar amparado por una de las siete marcas de garantía que tiene nuestra comarca. El catastrófico incendio forestal de estos días en la Tebaida Berciana, ha sido más que un atentado ecológico en toda regla. También ha supuesto un ataque a nuestros orígenes y tradiciones, a nuestra historia. A esa actividad que en la Edad Media se ejercía en los Monasterios Bercianos, donde los monjes cuidaban como lo que verdaderamente eran, un tesoro, los cerdos con los que después se sobrevivía al duro invierno en forma de botillo. Después del espantoso fuego, en el Valle del Silencio, se escucha todavía el alarido de tormento, que emitió el anacoreta desde su Cueva. La Cueva de San Genadio. La cuna gastronómica del botillo. Ese lugar sagrado profanado por la acción de un incendiario, que nos ha obligado a guardar duelo. Seguro que la Cofradía del Real Botillo del Bierzo, lo recordará con profunda tristeza, en el acto de reconocimiento que va a tributar al mayor embajador de nuestro plato estrella, el berciano Luis del Olmo, que tantas veces llevó el botillo y la historia de la Tebaida a sus micrófonos en la radio y a sus mesas en sus botilladas de “Protagonistas” en Barcelona. Hoy como ustedes, Julio Iglesias, Joan Manuel Serrat, Ana Duato, Fernando Onega, Anne Igartiburu, David Bisbal, Antonia DellAte, Dani Pedrosa ó Ronaldinho…- por poner algunos ejemplos- , todos ellos, cofrades de honor del Botillo del Bierzo, también lloran por la catástrofe de la Tebaida. Nuestro paisaje pintoresco, nuestro bien de interés cultural, vestido para siempre de luto. Las llamas se lo han llevado todo. Como recordaba nuestro amigo Manuel Reguera, también han arrasado la primera ruta normalizada y catalogada en el Bierzo: “Sendero Circular de la Tebaida Berciana”, que se puso en marcha dentro del Plan de Dinamización Turística de Ponferrada, con trabajo de muchos y especialmente, del desaparecido Eduardo Domínguez Ferrer. Catorce kilómetros de impresionante recorrido por una de las rutas más bellas de España, que ha sido calcinada. Corría el año 2003 y la entonces concejala de Turismo, Susana Téllez, apuntaba al Valle del Silencio, como locomotora para tirar del sector turístico ponferradino. Como primera medida, la habilitación de una atractiva red de rutas turísticas para poner en valor todos los atractivos de este enclave montañoso del municipio de Ponferrada. Las dos primeras rutas que abrían ese ambicioso proyecto fueron la del Sendero Circular de la Tebaida Berciana, y la Senda de los Monjes, donde se invirtieron 29.000 euros para desbrozarlas, acondicionarlas y señalizarlas convenientemente. Hoy nos lo han arrebatado, pero hay que dejar ya el puro lamento y poner remedio. No podemos quedarnos sólo en la desgracia. Es labor de todos poder recuperarlo. No permitamos que este fuego pase a la injusta historia de las estadísticas que tristemente solo suman hectáreas calcinadas, campaña tras campaña.
Infierno en tierra sagrada
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