No levantamos cabeza. Ni con el buen tiempo ni saliendo al monte a recoger setas. No hay manera. Vamos de un clima de incertidumbre a otro de mayor incertidumbre. Estamos no ya instalados sino petrificados en la incertidumbre. Veamos: 1) Una sala del Tribunal Supremo sentencia que son los bancos los que tienen que pagar el impuesto de las hipotecas y, luego, va otra sala del mismo Tribunal y sentencia lo contrario. Consecuencia: incertidumbre general, los bancos dejan de firmar hipotecas y la Bolsa se hunde hasta números desconocidos desde hace años. Las pérdidas para inversores modestos, incluidos planes de pensiones, pueden ser notables a final de año.
2) El Gobierno central presenta un borrador de Presupuestos Generales del Estado y el líder de Podemos se inviste como el gran negociador de apoyos y se marcha a las cárceles a negociar con políticos presos independentistas y con líderes vascos, mientras el propio presidente del Gobierno le desautoriza. ¿A qué juegan unos y otros? Así no se crea el clima de confianza que necesita la economía en general para crear riqueza, invertir y que aumente el consumo.
3) El serial de los autónomos es de novela de miedo. Hay mensajes cruzados sobre las consecuencias de la subida del salario mínimo en las cotizaciones de los autónomos. ¿Cómo se va a incentivar el emprendimiento si no están claras las reglas del juego? Hace falta legislar con claridad y no estar lanzando continuamente globos sondas a ver cómo respiran unos y otros.
4) Todas estas informaciones han trasladado a un segundo plano la noticia de que Unicaja, que absorbió las antiguas cajas España y Duero, va a poner en marcha un nuevo ERE que afectará a más de mil empleados y obligará al traslado de sus puestos de trabajo a más de trescientos empleados, mayormente de Castilla y León. Algún día alguien hará un análisis riguroso sobre los efectos económicos, sociales y culturales de la quiebra de las cajas de ahorro en la provincia de León y a más de uno se les va a poner los pelos como puntas de escarpias.
5) Se nota que ya estamos en precampaña electoral a pesar de que aún no hay candidatos nominados de cara a las municipales y autonómicas, aunque están al caer. Por de pronto, los del PP se ponen la venda antes de la herida y comienzan a echar en cara al PSOE que el Gobierno central se olvida de León y alarga plazos de conclusión de algunas obras pendientes. Ay, qué falta de memoria, qué manera de extender cortinas de humo y llamar bobos a los leoneses. En fin, si toda la artillería que tienen es ésa, que la vayan quemando mientras tratan de desenredarse de la enredadera de corrupción en la que están enredados. Que aún no se han dirimido todas las consecuencias políticas y judiciales.
Y 6) menos mal que en estos climas de incertidumbre sobre incertidumbre, siempre hay alguna vez clara y diáfana que sobresale sobre tanto caos. En este caso ha sido el ganador del VII Premio de Novela Corta de la Fundación MonteLeón, Javier Sachez, quien al recibir el premio el pasado viernes, dedicó el galardón a los trabajadores y trabajadoras de la multinacional Vestas y denunció actos como los desahucios, la violencia de género, el abuso de los fondos buitres, la creciente presencia de activistas nazis y los desastres de la marginación y de la droga en barrios cada vez más marginales. Lo resume perfectamente en su novela, con un título que no necesita aclarar ningún simbolismo: “Perro ladrando a su amo”. Lectura imprescindible.