Tras los resultados de las últimas elecciones municipales se ha corroborado, como aquí apuntamos meses antes, que las terceras fuerzas serían las que inclinasen la balanza a un lado o a otro. En general, Vox ha cobrado un poco de fuerza al contar al fin con concejales en el mapa político de Castilla y León. Pero donde de verdad radica el quid de la cuestión ha sido en los movimientos localistas y regionalistas. ¿Por qué pueden definirse de diferente manera? Pues bien, mientras existen plataformas y partidos independientes que promueven los intereses locales y provinciales, también conviven desde hace muchos años, y más en concreto en León, los partidos regionalistas como la Unión del Pueblo Leonés o Coalición por el Bierzo (antes Partido del Bierzo). Con casi medio siglo a sus espaldas, estos pequeños partidos han insistido en dos ideas básicas que sociológicamente son aceptadas por la mayoría de la población de donde parten, esto es, Castilla y León es una Comunidad autónoma fruto de la unión de dos regiones, el Viejo Reino de León y el de Castilla -curioso- la Vieja. Mucho viejo, por cierto.
Bromas aparte, el Bierzo es una comarca singular y así lo supo detectar José María Aznar para darle un organismo como el Consejo Comarcal del Bierzo que vive a caballo entre la Diputación de León y los municipios. Lo lógico, sensato y más práctico, sería que este organismo se constituyera en una gran comunidad de municipios del Bierzo, y se zanjase definitivamente esa situación de provisionalidad, hasta de sede, de esa institución. Estas cosas son las que dan alas y argumentos a los bercianistas que, siendo ahora llave en varios municipios, venderán cara su piel. Al tiempo.
En cuanto el leonesismo, un sentimiento renovado a cada generación, parecía acorralado en anteriores elecciones, pero en esta ocasión, como fuerza capitalina apoyada por un vetusto medio al uso de tiempos caciquiles, de esos que se desayunan alcaldes a cada mañana por capricho y por que sí, el contar con la llave de la Diputación de León y el Ayuntamiento de León, los ha situado en el centro de atención a nivel provincial y regional. En el fondo, lo que subyace, es un sentimiento de rabia por comparación a cómo les va en otras zonas como Valladolid o Burgos. El eje del progreso en estas últimas décadas.