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Después de un año y medio de obras y una inversión de 5 millones de euros procedentes del fondo CVC firmado por los clubes de LaLiga, la Ponferradina ha completado la modernización de El Toralín, un estadio con sólo 22 años de vida, pero que en su construcción fue concebido para un club mucho más modesto de lo que es actualmente la Deportiva.
Con motivo del media day organizado por la Ponferradina, el propio presidente, José Fernández Nieto, ejerció de guía ante los medios para realizar un recorrido por las entrañas de El Toralín, un estadio moderno y con capacidad de generar dividendos al club mediante nuevas experiencias alrededor de cada partido que la Deportiva juega en casa.
A continuación nos adentramos en los rincones más ocultos del estadio, en una visita que arranca por la zona deportiva, en el despacho de José Gomes y la sala de trabajo de sus ayudantes, un espacio amplio donde las pizarras, los ordenadores y las pantallas tienen protagonismo.
Desde ahí se pasa directamente al gimnasio y a la sala médica, que a su vez comunican con el corazón del estadio, el vestuario de la Ponferradina, donde en el suelo aparece un símbolo templario con las cuatro virtudes que persigue el equipo: Templanza, Prudencia, Pasión y Fortaleza.
Nos encaminamos entonces, como hacen los jugadores cada día de partido, por el túnel donde contemplamos algunos de los trofeos más importantes de la centenaria historia del club: tres campeonatos de Liga de Segunda B (2004-05, 2007-08 y 2009-10), la Torre de Hércules del trofeo Teresa Herrera conquistado la temporada pasada, el trofeo Villa de Foz que se ganó este verano y dos ensaladeras del trofeo Cuencas Mineras que se organizaba antaño en Toral de los Vados bajo el auspicio del propio José Fernández Nieto.
Tras dejar atrás la lavandería y la utilería llegamos a la puerta de salida al campo, un espacio semicircular donde el 1922 del año de fundación del club y la leyenda “Luchad blanquiazules por honrar nuestra región” (un verso del himno) dan paso al pulcro césped de El Toralín.
En este punto encontramos una de las grandes novedades de la remodelación: la ‘Sala Experience’, un espacio acristalado donde hasta 15 personas pueden disfrutar, por 90 euros, de un ágape antes del partido, en el descanso y al final a escasos centímetros del lugar por el que los jugadores acceden al campo, además de una localidad justo detrás de los banquillos.
El ala contraria del estadio alberga la sala de prensa y los vestuarios de los árbitros y el equipo visitante. A continuación llegamos al despacho del director deportivo, las oficinas del club y la tienda oficial, que ha cambiado de ubicación tras la remodelación.
La esquina sur de la tribuna alberga la zona noble del estadio: el despacho del director general, la sala de reuniones y, finalmente, el despacho del presidente, el único que no ha cambiado de lugar desde que se inauguró El Toralín en el año 2000. Desde su gran ventana, José Fernández Nieto tiene visión directa del campo y también de un mural del Salto del Pelgo que le recuerda a su Toral de los Vados natal.
La visita concluye en la grada, donde cuatro nuevos palcos VIP ocupan las esquinas del campo ofrenciendo 100 butacas exclusivas (25 en cada palco) para presenciar el partido en un entorno privado donde no falta de nada., una iniciativa que ha tenido gran aceptación, ya que todas ellas están vendidas para esta temporada.
