Los empresarios del turismo rural de Castilla y León afrontan la temporada otoño-invierno con incertidumbre. El sector de casas, hoteles y posadas rurales tienen sus reservas en punto muerto para los puentes que se avecinan en lo que resta del año, algo insólito, según el presidente de los empresarios de Turismo Rural de Valladolid, Luis Chico, quien ha recogido la opinión del resto de asociaciones vinculadas con el turismo rural de la Comunidad.
A pesar de la “complicada” situación que afronta el sector, lanzó un mensaje a los empresarios del medio rural sobre la posibilidad de generar nuevas ideas, ya que “los tiempos de crisis son buenos para crear”, y agregó que para ello es necesario el apoyo de las instituciones (Junta y diputaciones).
Asimismo, alentó a concienciar a los potenciales visitantes a cerca de que Castilla y León es “el mejor lugar para pasar un fin de semana”, ya que permite estar en un ambiente “tranquilo y seguro” y muchos pequeños pueblos de la Comunidad no han registrado casos COVID ,por lo que se puede realizar una estancia “sana”, siempre cumpliendo las normas básicas de utilizar la mascarilla, respetar la distancia de seguridad y la limpieza de manos de forma constante.
Luis Chico refirió que las reservas que tenían los alojamientos del medio rural para este otoño, en su gran mayoría, han sido anuladas por no saber qué va a pasar con los confinamientos.
“El sector está muy parado con escasas reservas y si hay algo de movimiento está vinculado al turismo local, es decir, personas que solo hacen turismo en su provincia”, determinó.
Asimismo, recordó que, el año pasado por estas fechas, los alojamientos rurales ya tenían reservas para los puentes del Pilar, los Santos y la Constitución- con llenos totales- e incluso peticiones para Nochebuena y Nochevieja, “pero ahora todo está parado”.
En opinión del presidente de los empresarios de Turismo Rural de Castilla el repunte que se produjo en verano de familias que optaron por este tipo de alojamientos ha quedado en “suspenso”, ya que han decidido quedarse en casa para evitar el contagio del virus.
“Además se ha creado mucha inseguridad porque no hay medidas unificadas para todo el país y, de este modo, en unas comunidades se permite las reuniones entre seis personas, en otras se permite todo y la gente al desconocer cómo funciona la normativa está perdida”, destacó, para confesar, después, que él mismo tenía una reserva en su establecimiento de turistas de Alcobendas que han anulado la estancia al estar confinados.
En este aspecto, concluyó que el sector se enfrenta a un otoño “muy malo en cuanto a turistas”, y vaticinó que es mejor no pensar lo que puede pasar cuándo llegue el invierno, momento en el que por regla general el turismo rural cae en picado en la fría Castilla y León. “Las expectativas no son halagüeñas”, insistió.
Luis Chico puntualizó, además, que los turistas que optan por pasar un fin de semana o puente en Castilla y León proceden, principalmente de Madrid, Euskadi, Cantabria y Galicia y, en el caso de Soria, se suman los de Aragón y Cataluña, y agregó que si en estas comunidades se enfrentan a la segunda oleada de la enfermedad de forma virulenta, sus ciudadanos no se atreven a realizar reserva alguna y se quedan en casa.
Micoturismo y enoturismo
Los establecimientos rurales de Soria, León o Burgos, en otoño, se nutrían, especialmente, en otoño del micoturista, aquel que optaba por pasar un fin de semana en su medio rural, llenar la cesta de productos ‘fungis’, comer en restaurante el menú micológico y comprar productos de la tierra. A fecha de hoy y, a pesar, de que se prevé que haya una campaña micológica aceptable en la Comunidad, tampoco hay reservas que demanden paquetes micológicos. El micoturista optará, en opinión de Luis Chico, por sacarse el permiso, visitar los bosques productores, llenar la cesta y marcharse a su lugar de origen en el día.
Algo similar ya ocurre con el enoturismo. En muchos pueblos de Valladolid o Zamora, donde se celebra la fiesta de la vendimia se han registrado “muchísimas” anulaciones de reservas en las casas rurales vinculadas a la fiesta del vino. “La gente tiene miedo al contagio y al contacto. En años anteriores visitaban la bodega, cataban los vinos, conocía cómo se elaboran los caldos y ahora ni siquiera se plantean hacer este tipo de actividades que implican contacto social o concentraciones de personas”.
En este sentido, apostilló que en la fiesta de la Vendimia de Toro se registran anualmente más de 39.000 visitantes y actualmente el número previsto es cero.
Verano rural
Al hacer balance de la época estival, el empresario puntualizó que aquellos establecimientos que tienen piscina propia, ríos o embalses cercanos registraron una ocupación “muy buena” con porcentajes entorno al 90 o 95 por ciento, es decir, “mantuvieron el ritmo habitual de años precedentes”, pero, por el contrario, aquellos que no tenían el recurso del “agua” ha visto reducir la ocupación hasta el 40 por ciento, cuando un año normal alcanzaban el 80.
Asimismo, aseguró que, de momento, los empresarios no han percibido las ayudas propuestas por la Junta hace tres meses, relativas a apoyar al sector del turismo rural en los gastos corrientes (gas, agua y luz) que soportaron durante el confinamiento derivado del Estado de Alarma.
Luis Chico recordó que desde los organismos públicos se lanzó el mensaje de que el turismo rural, ante la situación COVID, “iba a arrasar”, y aclaró que la situación es que la sociedad española “sí ha optado por esta opción en verano”, pero no eligió hacerlo, especialmente, en Castilla y León sino en otras zonas de España como Asturias y Cantabria, donde han registrado “llenos rotundos”.
En este sentido, indicó que muchos empresarios asturianos, ante el gran volumen de reservas que tenían y que no podían atender, invitaban al cliente a buscar alojamiento en el norte de León. “Asturias ha sido prescriptora de Castilla y León”, aseguró.
Ante este escenario, alentó a las administraciones a apoyar a un sector que dinamiza el medio rural en Castilla y León, y les recordó que en “situaciones extraordinarias se deben acometer acciones extraordinarias”.
Por último, significó que el turismo rural “no es solo alojamientos en los pueblos” sino que representa un “prescriptor total y dinamizador de todo lo de su entorno: bodegas, micología, restaurantes, tiendas locales y turismo activo, entre otros”, y alertó de que la crisis sanitaria está provocando que el medio rural se quede “parado”.