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INDUSTRIA

El primer proyecto industrial para el Ponfeblino se esfuma de Laciana

Una empresa catalana renuncia, ante la lentitud de la Junta para resolver los trámites, a utilizar los talleres de Villablino para reformar trece vagones. El plan habría generado en la zona entre diez y quince puestos de trabajo
En diciembre de 2006 asomaba un tren ascendente vacío por Villablino, en donde es más frecuente ver nieve. Al fondo el edificio de talleres. / Daniel Pérez

Ya lo advirtió en su día el Consorcio del tren turístico del Ponfeblino que pedía a la Junta de Castilla y León celeridad para tramitar la cesión de los talleres de Villablino al propio Consorcio. El motivo de tanta urgencia era claro; el interés de una empresa de Lérida dispuesta a ubicarse en estas instalaciones para reparar trece vagones que formarán parte de un tren turístico francés.

Pero la lentitud con la que la consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León está resolviendo la concesión administrativa de los bienes inmuebles ligados al ferrocarril ha provocado el hartazgo de la empresa que ha optado por abandonar sus pretensiones. Y esta iniciativa tan solo era el germen de un proyecto mucho más ambicioso que tenía como objetivo comenzar una actividad industrial ligada al ferrocarril Cubillos-Villablino con el fin de “allanar el camino” al aprovechamiento turístico del mismo.

De momento la empresa catalana ya ha anunciado que renuncia a ejecutar la reparación de los trece vagones en Villablino y se va con su proyecto para otra parte. Como siempre pierde Laciana. Un municipio en pleno declive económico que se queda sin la generación de puestos de trabajo que el plan hubiera supuesto para la zona -entre diez y quince empleos-. Y es que los propios responsables de la compañía han subrayado que la mayor parte de las contrataciones se habrían hecho entre los vecinos del propio municipio ya que la empresa es pequeña y por tanto necesitaría personal.

Unas contrataciones que se habrían efectuado a la voz de ya porque la intención de la compañía era empezar a funcionar en los talleres de Villablino en el próximo mes de septiembre y prolongar los trabajos durante un año. A esos puestos de trabajo habría que sumarle todas las inversiones que la compañía catalana habría efectuado en empresas auxiliares para, por ejemplo, desbrozar una parte importante de la vía;  labor necesaria de cara a probar el funcionamiento de los trece vagones una vez reparados.

Como contraprestación por el uso de las instalaciones, la empresa adquirió la responsabilidad de modernizar, poner al día, limpiar y homologar los antiguos talleres. En definitiva, la compañía se comprometía a “vigilar, cuidar y poner en servicio el ferrocarril. Hubiéramos traído también equipos ferroviarios para que luego se utilizasen en el Ponfeblino. Era una apuesta de futuro”.

Pero pasaron los días y los meses y ante la lentitud de la Junta de Castilla y León para resolver la tramitación administrativa la empresa se rindió. “Se ha agotado el tiempo, al final uno no puede esperar y se ha tenido que renunciar a llevar a cabo este proyecto en Villablino”, matiza uno de los responsables de la compañía catalana quien a la vez lanza un mensaje a la consejería de Fomento y Medio Ambiente; “las administraciones no se pueden permitir el lujo de perder oportunidades como ésta”.

Un ferrocarril único

Una empresa desilusionada y puestos de trabajo perdidos pero…¿qué más se jugaba Laciana con este proyecto? Pues bien, hay que dejar claro que la restauración de los trece vagones tan solo era el principio de algo mucho más grande. “El plan hubiese ayudado a avanzar muchísimo en el proyecto del Ponfeblino porque la lentitud de las administraciones es desesperante”, admite abiertamente el responsable de la empresa quien a la vez ha señalado que su sociedad lleva apostando y apoyando la ejecución del tren turístico desde el año 2009 con grandes inversiones a nivel de diferentes estudios que han llevado a cabo.

La compañía quería poner el pie en la comarca pisando fuerte. Su intención era clara: cambiar el modelo económico y productivo de la zona aprovechando la diferenciación que tiene el Valle; “un ferrocarril único que es sumamente viable”, confesó. “Lo es como componente turístico y nexo de unión de los diferentes proyectos turísticos que se pueden desarrollar en toda la extensión del ferrocarril”. Solo hay que echar un ojo a otros países como Francia o Inglaterra donde existen ferrocarriles turísticos “y ven crecer su economía en torno a este elemento”. Y eso es precisamente lo que proponía esta empresa de la mano de uno de sus socios especializado en gestión turística.

La buena noticia es que la compañía, a pesar de haber cerrado ya las puertas a la restauración de los trece vagones, no renuncia a desarrollar a medio plazo otros proyectos porque “seguimos interesados en trabajar en Laciana”. De hecho, conservan para Villablino un proyecto industrial en el que intervendría una importante empresa del sector energético para llevar a cabo una experiencia piloto de I+D+I en tracción ferroviaria con gas natural licuado. Ahora le toca a la administración autonómica mover ficha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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