PREMIOS MUJER 2024

El fisuelo es el rey de Santa Bárbara

El segundo Festival de Exaltación del Fisuelo resultó ser todo un éxito con 430 comensales y 42 homenajeados del sector minero nacidos en los años 1952 y 1953

La festividad de Santa Bárbara quedó celebrada a lo grande. El segundo Festival de Exaltación del Fisuelo, que conmemoraba esta fecha tan señalada en el calendario, resultó ser todo un éxito.

Cuatrocientos treinta comensales, cien más que el año pasado, cuarenta y dos homenajeados, los auténticos protagonistas de la velada, nacidos en los años 1952 y 1953. Photocall ambientado para la ocasión. Ropero gestionado por las mujeres de la asociación Buen Verde. Sillas y mesas engalanadas, cortinaje a la altura de las circunstancias. Violinista eléctrico, que hizo vibrar al público con canciones entre las que no faltó el himno a la patrona,  y un final de fiesta multitudinario a cargo del grupo ‘Tequila’, hasta altas horas de la madrugada.

Porque el Ayuntamiento, anfitrión y organizador del evento, mimó y cuidó cada detalle, así como también lo hizo la empresa de catering que preparó el menú, Propon Eventos, gestionada por el lacianiego Baldomero Sánchez.

La jornada arrancó por la mañana con la habitual misa en honor a Santa Bárbara y continuó a las 19:00 horas con la recepción de autoridades y del mantenedor en el Ayuntamiento de Villablino.

Una vez en el polideportivo municipal, lugar donde se celebró esta segunda gala de Exaltación del Fisuelo, de forma sencilla pero bonita, se repasó la vida de los cuarenta y dos homenajeados lacianiegos: Alfredo Díaz Paredes, Alfredo Ganzo Castro, Ángel Ortega, Antonio Castro Fernández, Antonio Felipe Remior Alonso, Antonio Firmino Fonseca, Antonio Ruíz Villadiego, Domingo Dos Santos Borges, Eduardo Gonçalves Pires, Eliecer Alonso Rodríguez, Eliseo Crespo Martínez, Emilio López Álvarez, Enrique Maceda Martínez, Félix Pérez Murias, Florentino Prieto Pérez, Francisco Flórez González, Gregorio Sánchez Alonso, José García Sola, José Luis Rodríguez Fernández, José Luis Suárez Caldas, José María Fernández López, José Méndez Fernández, José Rodríguez Rodríguez, Juan Fernández Arias, Luciano Mata Vidal, Luis Do Santos González, Manuel Martínez Valencia, Manuel Nogueiro García, Manuel Rubio Mazon, María Isabel González Otero, Miguel Ameijeiras Valles, Miguel Ángel Blanco Rodríguez, Miguel Ángel Larrea Crespo, Ovidio Pardo Fernández, Paulino Arias Fernández, Pedro Cadenas García, Plácido Martínez Fernández, Rafael Prieto García, Ricardo Rivera González, Roberto Vergara García, Teodoro Niño Aparicio, Urbano Cordero Sal, Valentín Arias Fernández.

El discurso del mantenedor, Emilio Gancedo

En una velada tan especial, el mantenedor también ha de serlo. Y en Emilio Gancedo, aclamado escritor, periodista cultural y divulgador, además de coordinador de proyectos y actividades culturales del Instituto Leonés de Cultura, recayó la responsabilidad.

No opuso resistencia alguna a la invitación, comenzó diciendo, porque admite ser muy “lambrión” y mantiene que la gastronomía es “parte también de nuestro patrimonio cultural, y una parte singularmente entrañable, cercana, con un componente muy, muy emocional”. De hecho, cree que una de las formas de conocer “las diferentes culturas, los distintos territorios, cómo es la gente, es a través de su gastronomía, especialmente, la más, diríamos, humilde y cotidiana”.

España, defendió el mantenedor, se diferencia entre quienes “cuando entras a una casa te sacan de comer y quienes no te sacan de comer y nuestra tierra está claro a cuál de esas dos pertenece. En nuestra cultura tradicional, el invitado es una figura sagrada a la que no se puede dejar de lado, y de hecho la literatura popular está llena de ejemplos de caminantes que no fueron atendidos por los vecinos de un pueblo y que, en pago a tamaña ofensa, lanzaron su maldición”.

Esta es, pues, “nuestra sociedad, una sociedad en la que el comer y el beber son no solo una mera actividad fisiológica encaminada a procurarse energía, a conservar la vida, sino algo más. Algo que tiene que ver con el compartir, algo que tiene que ver con el disfrute en sociedad”.

Y esta noche, prosiguió diciendo, “compartimos, disfrutamos, charlamos, reforzamos lazos sociales… -en una especie de calecho o filandón de lo más prestoso-, de la mano de un representante de nuestra gastronomía, humilde en principio (y por eso mismo, como decía antes, de lo más significativo) pero tonificante, entrañable y, ante todo, delicioso”.

El fisuelo, “esa delicia hecha con ingredientes tan comunes como harina, huevo, azúcar y leche, es como las madreñas, es como las manzanas asadas, es como pasar una tarde de invierno en el escaño de la cocina y contando historias”. Por eso los fisuelos “nos gustan tanto, porque son hogar porque apuntan a lo más pequeño, que en realidad es lo más grande”.

Sus primeros fisuelos, evocó, se los encontró “una mañana, de chaval, en Huergas de Babia, en casa de Manolo Gutiérrez y de Sara, con quien mi madre había trabado una de esas míticas y a veces irrompibles “amistades de hospital”. Era una pirámide, era un zigurat, era una auténtica montaña de fisuelos lo que tenía listo aquella mujer. Qué ricos estaban y cuánto disfrutamos todos de aquel volcán humeante de fisuelos con mucho azúcar en lugar de lava”.

Desde entonces, los ha perseguido “con avidez y para mí eso que hacen en Asturias no son fisuelos ni cosa que se le parezca”, bromeó.

Los fisuelos “alegraron y endulzaron las mañanas y tardes frías, los carnavales, los cumpleaños, pero también la llegada o la marcha del minero… eran, y son, descanso y toma de fuerzas, momento para la calma y para la reflexión”. En definitiva, “que así es nuestro fisuelo, como lo es nuestra gente, humilde, sencillo, pero a la vez repleto de energía… y ante todo muy prestoso. Podríamos decir que es un postre “paisano”.

E incluso aparece, mencionó, “en algunas muestras de literatura popular y tradicional, como en el cuento ‘El trasgo roba fisuelos’ que recogió Julio Camarena en nuestra provincia, o en una de las entrañables composiciones escritas por la llamada “matriarca” de las letras en asturleonés, Eva González”.

Un discurso, en resumen, plagado de anécdotas y también de guiños a la literatura.

Los discursos institucionales

Tras el acto de homenaje, llegó el turno de los discursos. El primero, el de la edil de Asuntos Sociales, Pilar Carrasco. “Dicen que de bien nacido es ser agradecido y el carbón nos lo dio todo durante muchos años”, comenzó diciendo la concejala. “Tuvimos la suerte de tener este mineral en nuestra tierra y su explotación hizo que creciéramos a gran velocidad, necesitando para ello de gente de otros países que formaron su familia aquí y que ya forman parte de nuestra idiosincrasia”, remarcó.

“Somos ricos en experiencias, en cultura, esto ha forjado nuestro carácter y ha hecho que seamos el pueblo hospitalario y solidario por el que somos conocidos. Esta es nuestra identidad y la llevamos por bandera”, continuó diciendo.

En este día, en el que hay que “somos una gran familia unidad por un propósito en común. Celebrar pero también rememorar nuestras luchas y lo más importante, todos los desafíos que aún debemos enfrentar. Sé que juntos lo vamos a conseguir”.

Tras Carrasco tomó la palabra el edil de Fiestas, Cristian Rivas. “Un año más festejamos Santa Barbara, nuestra fiesta más especial, con este segundo Festival del Fisuelo que creemos se convertirá en una cita diferente y principal para nuestro valle”, comenzó diciendo en su discurso, comprometiéndose, además, a “seguir trabajando para garantizar que este fantástico Festival se repita año tras año”.

En torno a la mesa, “nos reunimos para celebrar nuestras raíces, nuestro legado minero, ese que nos recuerda quienes somos y de dónde venimos. El carbón fue el sustento económico de todo un valle durante años, el que alimentó a varias generaciones, gentes que disfrutaban y siguen disfrutando de un manjar tan exquisito como es el fisuelo, ese que se sirve esta noche como símbolo de las tradiciones gastronómicas de esta tierra”.

Porque para Cristian Rivas “lo más importante de esta fecha es que la celebremos todos juntos porque el alma de la fiesta siempre descansa en la gente que la llena”.

Después de la intervención del edil de Fiestas, fue el turno de Mario Rivas, alcalde de Villablino. El regidor aludió al fisuelo como “un símbolo de la forma de vida de nuestra comarca, basada en la colaboración, en el abrazo entre la mina y la familia, entre la ganadería y la industria, entre el monte y la supervivencia”.

Porque Santa Bárbara, continuó diciendo, “siempre ha sido un homenaje al carbón, pero el carbón no es una industria, no son los pozos, no es una empresa. El carbón son sus trabajadores: los mineros y sus familias, que sacrificaron gran parte de su vida a favor de la comunidad, permitiendo a todo nuestro país tener luz, tener electricidad y tener calor”.

Ahora, admitió el alcalde, “nos encontramos en un momento decisivo, debemos tomar las riendas de nuestro futuro. Estamos viviendo una transición hacia un nuevo modelo de vida en nuestro valle. Pero no podemos caer en la trampa de olvidarnos de nuestras raíces. Laciana fue minera, y el carbón siempre formará parte de lo que somos, como lo son nuestros orígenes, con el arraigo al territorio y sus recursos por bandera”. Por eso mismo, prosiguió diciendo, “celebrar Santa Bárbara con un encuentro en torno al Fisuelo, cobra sentido, un plato que ha pasado por nuestras mesas, generación tras generación”.

Rivas recordó también el legado físico que la mina dejó “con nuestros castilletes, nuestra arquitectura, nuestros túneles; que pueden convertirse en el eje de un turismo vinculado a la historia minera y un turismo cultural que ponga en valor el trabajo que aquí se hizo” y el legado indentitario, “un espíritu minero forjado en la comunidad, la lucha, la valentía y la cooperación”.

Por eso el alcalde aboga por “mantener lo bueno que nos dio la mina, tenemos que apreciar nuestra historia con ojos ambiciosos. Debemos revisar cada parte de nuestra historia y recuperar aquello que nos haga mejores. Quedémonos con la cooperación y la valentía de la mina, con la sabiduría de nuestra ganadería ancestral, con los proyectos educativos y formativos que aún hoy se desarrollan, recordemos como aprovechar el entorno y conozcamos nuestros montes, que son nuestra casa. Miremos al futuro sabiendo quienes somos y quienes queremos ser”.

También tomó la palabra la delegada del gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, quien recordó que su visita al evento fue un compromiso adquirido en su anterior visita a Villablino para conocer el proyecto por el que el Ayuntamiento había recibido más de dos millones de euros del DUS 5000. “Vine a hablar de futuro y de ese encuentro me comprometí a estar aquí hoy porque un pueblo que no sabe de dónde viene no sabe tampoco a dónde va. Y el valle de Laciana sabe de dónde viene y hoy rinde homenaje a ese pasado”.

Virginia Barcones ha añadido que el valle de Laciana tiene que “coger parte de esa esencia, de esa identidad y aprovecharlo en un futuro”. En este sentido, se ha mostrado convencida de que la iniciativa del Ayuntamiento de celebrar una jornada en torno a un producto gastronómico típico como es el fisuelo se convertirá “en un importante encuentro social y con atractivo turístico”.

La cena

Más de cuarenta mesas albergaron a los comensales. Degustaron un delicioso menú elaborado con cariño por el lacianiego, Baldomero Sánchez. Y los platos gustaron. También a los más pequeños, para los que preparó un menú especial infantil.

Con el fisuelo como claro protagonista, la mezcla entre tradición e innovación gustó. Como plato central, lechazo asado con bouquet de ensalada y patatitas asadas. Y de entrante, un surtido exquisito y variado: vasito de cremoso de pimiento asado caramelizado con virutas de fisuelos, mini ensalada de vinagreta de frutas bercianas, crostinis de fisuelos y torreznos, bocadito de tartar de vaca con dulce de fisuelo, mini tartaletas de queso brie y cebolla caramelizada y lollipop de chorizo fresco con ali olioli.

Tampoco falló el postre, el esperado fisuelo elaborado por las mujeres de la asociación Buen Verde, acompañado por chocolate blanco.

Representantes insitucionales

La segunda edición de este Festival del Fisuelo reunió a importantes cargos institucionales. Además de la delegada del Gobierno en Castilla y León, la gala contó con la presencia del subdelegado del Gobierno en León, Faustino Sánchez, el diputado de Cultura, Emilio Martínez Morán, la diputada de Derechos Sociales y Desarrollo Sostenible, Carolina López, la procuradora en las Cortes de Castilla y León por el PSOE, la lacianiega Nuria Rubio o el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Eduardo Diego Pinedo. También asistieron numerosos alcaldes como el de Igüeña, Alider Presa, la de Bembibre, Silvia Cao o la de Murias de Paredes, María del Carmen Mayo.

Y así, por Santa Bárbara y por la gran familia minera del valle de Laciana, brindó anoche la comarca, que supo festejar, como se merece, una festividad que no puede ni debe caer en el olvido. ¡Que viva Santa Bárbara!. ¡Que viva el valle de Laciana!.

El segundo Festival del Fisuelo en imágenes por SergyRb Photos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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