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Durante dos horas y media se prolongó el homenaje de despedida que la parroquia Santa Bárbara de Villablino quiso brindar al sacerdote don Mariano quien desde 2005, y hasta hace poco más de dos meses, fue administrador de esta iglesia. No es un adiós definitivo, ni mucho menos, ya que seguirá ejerciendo el sacerdocio en Rioscuro, pueblo lacianiego en el que reside y con el que mantiene una relación especial, pues desde 1960 es cura en esta pequeña pedanía en la que, junto al pueblo de Sosas, comenzó su andadura.
Aún así, la parroquia de Villablino ha querido rendir tributo al que hasta hace nada y menos ha sido el sacerdote de este templo, con un acto cargado de emoción. Primeramente, se ofició la misa en honor a don Mariano que fue presidida por el obispo de León don Julián López quien agradeció al homenajeado tantos años de dedicación, casi sesenta. El obispo estuvo acompañado por sacerdotes que ejercieron el oficio en Laciana durante muchos años como don Ovidio o que lo siguen ejerciendo actualmente como don Bruno y otros naturales de la zona o de comarcas limítrofes.
La ceremonia religiosa, en la que por supuesto participó el propio Mariano García, contó con la presencia del sacerdote del arciprestazgo de Babia y Laciana Florentino Alonso quien confesó que “ha sido como un padre para todos nosotros” a la vez que se mostró agradecido por sus consejos, saber estar, y sabiduría. “Sigue así” -concluyó-.
Al finalizar el culto, fueron varias las personas que quisieron dedicar palabras de agradecimiento a don Mariano; vecinos, amigos, compañeros de trabajo de sus tiempos como profesor de Religión, ex-alumnos…Todos reconocieron la labor de este hombre “por su servicio pastoral, su entrega generosa y por la huella de su Magisterio”. Y como en toda buena despedida no podían faltar los regalos, varios presentes en este caso. En primer lugar se le hizo entrega de su partida de nacimiento -Cistierna, 1937-. El segundo de los obsequios fue una pequeña recopilación de sus servicios y méritos en el sacerdocio y el último, un cuadro pintado por el artista Manolo Sierra.
Tras la entrega de regalos, el homenajeado, que admitió sentirse halagado por el reconocimiento, hizo repaso por su vida sacerdotal. Tuvo un especial recuerdo para sus padres, su familia y sus educadores. “La vida de sacerdote no es fácil, es compleja, aún así no me arrepiento de haberme dedicado a este oficio. He tenido una vida plena, llena de generosidad”, matizó don Mariano.
Y de esa generosidad hizo gala el sacerdote ya que asumió, con fondos propios, el déficit de la parroquia Santa Bárbara, unos 67.000 euros, que sirvieron para amortizar los gastos de calefacción y diferentes obras que se fueron acometiendo. Un gesto que alabó el sacerdote don Bruno en una de sus homilías. De su labor se lleva “el trato con la gente pero siempre con sumo cuidado de respetar la libertad de los demás. A mí me correspondía sembrar, si alguien recibía la semilla de la cultura encantado. Jamás he intentado atentar contra la libertad de los alumnos, ni de los feligreses”.
Tras la ceremonia se celebró una comida, con ciento treinta comensales, a la que asistieron amigos, vecinos y miembros de la comunidad religiosa.
Mariano García: religión y educación
Don Mariano, hijo de minero, nació en Cistierna en septiembre de 1937 -tiene 81 años-. Llegó a la comarca de Laciana en 1960 después de haber realizado estudios eclesiásticos en Oviedo y León y licenciarse en la universidad de Salamanca en teología bíblica. En primer lugar se hizo cargo de las iglesias de Rioscuro y Sosas de Laciana pero con el tiempo asumió otras situadas en Villablino -donde entró en 2005 con la marcha de don Ovidio-, Los Bayos o El Villar de Santiago. Como dato, solamente en la parroquia de Villablino, ofició 86 bautizos, 259 confirmaciones, 29 matrimonios y 502 defunciones,
En la actualidad tan solo seguirá ejerciendo el oficio en la iglesia de Rioscuro “para liberarme un poco del estrés, dejo la parroquia de Villablino en la que me sustituye don Bruno”. Y es que García ha atravesado una larga enfermedad “que ya está prácticamente controlada”, asegura don Mariano, “aún así hay que ser precavidos”.
Aparte de su oficio sacerdotal, García también destacó en la comarca como profesor durante cuarenta y dos años. Primeramente en la academia de Nuestra Señora de Carrasconte y después en los dos institutos del municipio en los que además de impartir religión, también dio clases de latín, griego y filosofía.
