El valle es una tierra difícil de olvidar. De esas que, con el paso de los años, sobreviven en la memoria y se guardan en los recovecos del alma. Bien lo saben todos aquellos que tuvieron que irse. Ejemplo de ello son Manuel Álvarez y Laura Álvarez, padre e hija, quienes desde el sur de Alemania rememoran la tierra que vio nacer y crecer a Manuel: Laciana. Lo hacen como mejor saben, pincel en mano. Aficionados a las artes plásticas, desde el país de la música y a miles de kilómetros del valle, Manuel plasma todas esas estampas, en forma de recuerdos, que se llevó en la maleta cuando se marchó del barrio de Colominas con destino Alemania en el año 1999.
El tándem padre-hija es, tal y como ellos mismos admiten a Laciana Digital, el resultado de “una interesante coincidencia” entre factores como la debilidad que ambos sienten por el mundo del arte, las dotes pictóricas de Manuel, que es quien dirige el pincel, y el empeño y las ganas que le pone Laura que, además de musa, es quien se encarga de recabar información y, sobre todo, de dar repercusión en la red a los trabajos que van saliendo.
Trabajos que se publican a modo de galería virtual, por ejemplo, a través del perfil de Facebook ‘Alvarez-Arte’, donde no faltan los constantes guiños al valle con varias estampas del pozo María de Caboalles de Abajo, la versión europea del coyote y el correcaminos convertidos en la raposa y el urogallo o la serie pictórica en honor a términos muy lacianiegos: tsume -lumbre-, tseite -leche-, tsinu -lino- y tsana -lana-. No faltan tampoco las acuarelas que evocan la gran Feriona de Villablino y otras que hacen referencia a los tiempos de hacer chorizos o de ir a la braña.
Las gentes del valle también protagonizan muchas de las obras de Álvarez-Arte como es el caso de las hermanas Raquel y Laura ‘Tsacianiegas’, aficionadas a todo tipo de música pero sobre todo a la tradicional del norte de León y sur-occidente de Asturias o Ángel Barreiro, más conocido por ‘Lito’, retratado con el estandarte de Laciana.
“En ello nos va el alma”, reconocen padre e hija. Y el objetivo lo tienen claro: plasmar aquellos motivos, personas, paisajes, vivencias, animales, objetos, etc “que en algún momento formaron parte de nuestras vidas y de alguna manera nos impactaron”. Muchas estampas, como es el caso de Laciana, “se han grabado para siempre en nuestra retina y a partir de ahí surgen para tomar forma en el papel”, ya sea a través de ilustraciones a lápiz, retratos a carboncillo o pinturas al óleo, pasando por la témpera y acuarela “que por su expresividad, rapidez y practicidad es actualmente nuestra técnica favorita”.
En Colominas empezó todo
Todo empezó hace cincuenta y cuatro años en Colominas. Manuel nació y creció en este barrio. Además de jugar en sus calles, en su tiempo libre dibujaba. También lo hacía en su tiempo de escuela “cosa a menudo reprobada por los maestros de la época, por suerte con excepciones”, cuentan los artistas.
De esa afición, siempre de manera autodidacta, aparece lo que a la postre sería su vocación profesional, ya que trabajó como director creativo y gráfico en varias agencias de publicidad en la ciudad de Quito, Ecuador, país al que llegó con 18 años, “sin una idea clara de lo que hacer con su vida” -añaden-, y en el que fijó su residencia por más de 15 años y donde además de formarse académicamente, conoció a su mujer y madre de sus dos hijas.
En el año 1999 toda la familia se trasladó al sur de Alemania, “en principio no definitivamente, pero hoy podemos asegurar que así fue, ya que 21 después seguimos aquí”, tal y como puntualizan padre e hija.
En cuanto a Laura, realizó sus estudios de Íberocultura e Historia del Arte en la Universidad de Friburgo -Alemania- y un máster versado en Historia del Arte, Estudios de Igualdad de Género y Análisis de Culturas en la Universidad de Zúrich -Suiza-, donde reside. Y nuevamente puso el foco -y el corazón- en Laciana ya que su tesis de grado se centró en el patsuezu, “dentro de las perspectivas, a nivel mundial, de lenguas que están en peligro de desaparecer y que se resisten a hacerlo gracias al empeño de algunos estudiosos y parte de las nuevas generaciones”, puntualiza la joven.
Ni Laura ni Manuel se dedican exclusivamente a Álvarez Arte, “esto sigue siendo una afición, una pasión, una debilidad, y creemos que ahí es donde radica nuestra energía, no esperamos nada y estamos consiguiendo mucho”, finalizan diciendo.
Arte es lo de esta persona. Les felicito
Me parece maravilloso que estéis tan lejos y llevéis también nuestro valle en vuestros corazones. Gracias y un cordial saludo.