La visita de la ministra y vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera mañana, miércoles, a León será una auténtica prueba de algodón para la Mesa por el futuro de León, que impulsan los sindicatos UGT y CCOO para coordinar futuras inversiones públicas y privadas, con el objetivo de revertir la situación de crisis que vive la provincia desde hace años. Los sindicatos ya han advertido que no quieren más promesas ni más venta de humo, quieren compromisos. Lo que sucede es que el proyecto de Presupuestos Generales del Estado está aún muy verde y, dada la composición del Gobierno y la larga lista de apoyos externos que tienen (gallegos, canarios, turolenses, valencianos, catalanes, vascos…), no se sabe si va a haber dinero para todos, toda vez que hay que cumplir con Europa en materia de déficit y de deuda, ratios absolutamente descontrolados en esos momentos.
Lo que sí han conseguido ya los sindicatos es la unanimidad a su iniciativa de palo y zanahoria: diálogo, por un lado y movilizaciones, por otro. Hasta los empresarios se han plegado. No sólo se sentarán a la Mesa por el futuro de León sino que se sumarán a las manifestaciones convocadas para el 16 de febrero. Ya han indicado los sindicatos que estas movilizaciones no van contra nadie sino que es un movimiento trasversal y que no se trata de buscar culpables sino de aunar voluntades e impulsar acciones en una misma dirección. Es decir, las manifestaciones no irán dirigidas contra nadie sino que serán un instrumento para manifestar la unidad en busca de un único objetivo: León.
Bien… ya… ¿cuántas veces hemos vivido ya esta situación? Vale, hay que volver a intentarlo. Hay que ser optimistas y volver a creer que hay posibilidades. Ayer preguntaba yo en rueda de prensa en la sede del CEL a los sindicatos si los empresarios leoneses han estado a la altura de las circunstancias estos años y habían arriesgado y apostado por León tanto como se esperaba. La respuesta fue de manual de primer curso de la escuela diplomática: no es hora de buscar culpables sino de unirnos en la búsqueda de soluciones. Y ahondaron en la respuesta: Culpables somos todos. Está bien un poco de autocrítica porque, entre otras cuestiones, en la larguísima crisis de la minería de esta provincia, los sindicatos siempre dieron prioridad a las prejubilaciones frente a la reindustrialización, un error que ahora acaban de descubrir y asumir. Salvaron el bienestar de los mineros afectados por la crisis, pero se olvidaron del futuro de sus hijos… y nietos.
Bueno, pero sin acritud. Es hora de aunar esfuerzos y del consenso trasversal, sin diferencias de clases. Todos por León. A la espera de los compromisos de las instituciones públicas: Gobierno, Junta, Diputación y Consejo Comarcal del Bierzo. Y, sobrevolando a estas instituciones, la Unión Europea, que al final es la que marca las reglas del juego y la que de verdad tiene dinero. El clamor popular irá dirigido hacia estas instituciones, que, curiosamente, están gobernadas por los mismos que van a encabezar y salir en la foto, al lado de los sindicatos, esas manifestaciones y se van a sentar en la misma Mesa por el futuro de León. Curioso.
Si esta estrategia de consenso a cara de perro vuelve a fracasar, ya sólo quedará la vía de emular a los de Teruel y poner en marcha el León existe, con todas las consecuencias, incluidas las políticas y electorales.