Este afligido y acosado Pedro Sánchez me recuerda una fantástica talla recién restaurada de un San Sebastián que el Obispado de León expuso hace años en la planta baja del edificio Botines de Gaudí. Acribillado por varias flechas, los ojos del santo se elevaban al cielo en busca de socorro, mientras el cuerpo se retorcía en un escorzo dulce y hasta agradable. Aquella talla parecía una estatua de mármol prestada por los Museos Vaticanos. Ese es el papel de Sánchez: el mártir, el resistente, el valiente e incomprendido, el personaje divino que se queda solo ante el peligro. Asaeteado por mil dardos de las derechas. De esas derechas unidas en esa foto histórica de la Plaza de Colón de hace unos domingos. “Pedro Sánchez vete” gritaban los chicos de PP, Ciudadanos y Vox. La santa trinidad de la derecha. Y Sánchez, acribillado en la plaza pública, semidesnudo, se fue. Como un mártir de la democracia, como una víctima de la irracionalidad, martirizado por la visceralidad y el regreso del autoritarismo. Como un moderno San Sebastián.
Este es precisamente el principal activo del PSOE en este carrusel de elecciones que se nos avecina. Aunque, la verdad, las elecciones decisivas serán las primeras, las generales. Y es donde el PSOE se la juega. Sánchez ha ordenado a su partido dos prioridades: 1) explotar al máximo la foto de la Plaza de Colón con los líderes de PP y Ciudadanos abrochados a VOX y personificar en los tres la intolerancia, la intransigencia y la amenaza del regreso del totalitarismo. Y 2) concentración en los mensajes y evitar declaraciones fuera de contexto, como las que el socialista catalán Iceta protagonizó al final de la pasada campaña cuando dijo no sé qué de posibles indultos a los políticos presos independentistas en caso de ser condenados. Ni una metedura de pata.
Para el PSOE, Andalucía y Cataluña son fundamentales. Deben recuperar parte de los votos perdidos en estos graneros históricos. Y eso pasa por la unidad, la concentración y la movilización de los votantes. De ahí la importancia de la foto de la Plaza de Colón. Esos líderes unidos en torno a Vox dan miedo. Y esa sensación de miedo es la que debe movilizar a los votantes perdidos, hastiados, desmotivados o cansados de la izquierda.
Un mensaje que cala tras la decisión de la ejecutiva de Ciudadanos de prometer que nunca más pactarían con el PSOE y con Sánchez. Esa decisión ratifica la creación de la santa alianza conservadora y católica contra el San Sebastián Sánchez. Regresan los cien mil hijos de San Luís. Lo van a convertir en un mártir y ya se sabe cuánto gustan los mártires al español medio.
En León la cosa no va de mártires sino de engaños enredados. Ya se sabe, PP y Ciudadanos escenifican una comedia de capa y espada para poner fin al esperpento de la Comisión Enredadera, en la que nunca creyeron ni aspiraron a descubrir la verdad. Sólo era una tapadera, una cortina de humo, un ganar tiempo para desactivar lo que pudo haber sido una bomba de relojería y se ha quedado en un mal petardo de feria. NI transparencia ni ejemplaridad. Lo de siempre.
Y, luego, haciendo pasar por tontos a los urbanitas vecinos de Eras de Renueva, a quienes ahora PP y Ciudadanos vuelven a prometer un centro cívico y deportivo que no han sabido, querido ni podido hacer realidad en los cuatro años que han gobernado con mayoría absoluta en el Ayuntamiento. Una tomadura de pelo.