Y realmente los lacianiegos han sido imparables contra la leucemia. Fueron cerca de 100 los vecinos del municipio que con motivo de la semana contra esta enfermedad y otras enfermedades oncológicas de la sangre se han hecho donantes de médula. Lo hicieron en las carpas informativas ubicadas en la plaza Luis Mateo Díez de Villablino dentro del programa de actos que ha promovido la fundación Josep Carreras con el objetivo de difundir y concienciar a la población sobre esta enfermedad.
Pero no solo los lacianiegos se han involucrado con la donación de médula, sino que también han sido realmente generosos con las aportaciones económicas destinadas a esta fundación. En total se lograron recaudar casi 900 euros a través de los deliciosos frisuelos elaborados por la asociación de mujeres Buen Verde y la venta de artículos solidarios de la fundación Josep Carreras, además de sus huchas.
Los actos, encabezados por la lacianiega Elvira Fernández, recientemente trasplantada de médula, daban comienzo a primera hora de la mañana. En la misma plaza Luis Mateo Díez se concentraron todos los voluntarios de Laciana, -más de 150 personas- con sus kit del imparable que la fundación envió a los inscritos en la iniciativa meses antes. Desde allí partieron estos ‘imparables’ que se desplazaron por todo el municipio poniendo voz a los enfermos de leucemia y a sus familiares y lanzando un mensaje de concienciación sobre la importancia de ser donante.
El grupo folklórico ‘Tsaciana’ animó el evento con una exhibición de bailes regionales así como también los jóvenes bailarines lacianiegos Isabel y Mario. El colofón final a este día solidario corrió a cargo de ‘Crissport’ quien con alumnas de su gimnasio y participantes en el acto llevó a cabo una divertida flashmob de zumba al ritmo de Chayanne con la canción ‘Madre tierra’.
Pero sin duda el momento más emotivo del día fue ese reencuentro que protagonizó la propia Elvira con su tierra y con sus gentes. Volvía a Villablino después de haber atravesado una difícil operación de trasplante de médula. Y regresaba para una vez más pedir, en primer lugar, más recursos económicos en cuanto a la investigación de esta enfermedad pero también para concienciar a su propio Valle sobre la importancia de donar médula, de donar vida. Hoy sigue siendo esa joven risueña que está, a un solo paso, de la curación definitiva de una enfermedad que arrastra desde hace demasiado tiempo, eso sí, siempre con una sonrisa en la cara.