Caboalles de Abajo volvió al medievo para celebrar la libertad del valle de Laciana

Todo un viaje al pasado. Caboalles de Abajo volvió a echar la vista atrás, por sexto año, para conmemorar un hecho histórico: la libertad del valle de Laciana. Aquel 24 de marzo cuando el rey Alfonso X “El Sabio” concedió la Carta Puebla a los «omes buenos» de la comarca.

Y Caboalles estuvo a la altura, porque un año más y de la mano de la asociación cultural INCULCA, el medievo se apoderó del pueblo. Calles y balcones engalanados para la ocasión. Grandes y pequeños ataviados con trajes medievales. No faltó tampoco el campamento medieval, los talleres artesanos y participativos y los pasacalles con bufones, circo y danza, además de un espectáculo estático de fuego. La cena medieval, que cerró la jornada, contó con el lacianiego Aniano Bobis, presidente de la Casa de León en Sevilla, como mantenedor.

El acto central del programa conmemorativo fue, sin lugar a dudas, el desfile con escenificación itinerante, a cargo del grupo ‘Amigos del Día del Valle de la Libertad’. Una vistosa representación a la que no faltó la banda de cornetas y tambores de la cofradía del Cristo de los Mineros de Caboalles de Abajo, el estandarte de Laciana, el estandarte de León, el estandarte de Villager y el pendón y el estandarte de Caboalles de Abajo. Todos ellos acompañados por los miembros de la Hermandad de la Grichándana Dorada, a los que se sumaron los caballeros de Ulver, procedentes de Ponferrada.

La asamblea fue el primero de los actos de la escenificación teatralizada. En las inmediaciones de la iglesia vieja, suenan las campanas. Anuncian concejo. A las afueras del templo se van concentrando los nobles. Se han reunido campesinos, ganaderos, el herrero, artesanos… sus mujeres les acompañan. Hablan en corrillo, mostrando su enfado por los abusos del Adelantado Mayor de Galicia, que actúa como dueño de la comarca de Laciana.

A puerta cerrada, se reúnen en asamblea tomando la decisión de dirigirse a Burgos y solicitar una audiencia con el Rey, para pedir su ayuda contra el Adelantado Mayor de Galicia. Le suplicarán que les conceda un fuero, una Carta Puebla, además de la realización del mercado semanal, que supondrá una gran mejora económica para todo el pueblo. Así fue cómo al día siguiente, y sin demora, la comitiva de hombres buenos de Laciana se dirigió a Burgos, donde sabían que encontrarían a su soberano. Quieren reclamar justicia para el valle y para todos los lacianiegos.

El segundo acto pone en escena, en las inmediaciones del barrio La Leorna, el encuentro entre el rey Alfonso X ‘El Sabio’ y los hombres buenos de Laciana, acompañados por la viuda Doña Constanza. «Mi rey vengo a demandar justicia para las gentes de Laciana que desde siempre dieron su sangre por vos y vuestros antepasados», exclamó doña Constanza, quien uno a uno presenta a los omes buenos que viajaron junto a ella hasta Burgos. «Los acompaño para demandar vuestra justicia, para no sufrir más los desemanes del Adelantado Mayor de Galicia», reclamó la viuda.

«Se os hará justicia cuando sea desposado mi hijo el príncipe de Castilla con doña Blanca, hija del rey de Francia Luis IX, y una vez pasadas las festividades de Navidad os haremos saber nuestra real decisión«, anunció el rey. El pueblo se dispone a esperar pacientemente que se resuelvan sus problemas mientras festeja la boda del príncipe con música y danzas medievales.

Y por fin se acerca el momento más esperado, el tercer acto, la entrega de la Carta Puebla. En la Corte -el campo La Bicha-, Alfonso X El Sabio concretó cómo se regirá el valle a partir del 24 de marzo de 1270.

«A los omes de la tierra de Laciana, nos, por les facer bien o merced e porque la tierra sea mejor poblada e se mantenga más en justicia, dámosles e otorgámosles todos los nuestros realengos e todos los nuestros derechos que avemos e debemos aver en esta tierra sobredicha e que los hayan libres e quitos para siempre jamás». Así reza el escrito que el canciller entrega a la comitiva lacianiega en el que también se otorga al valle «que fagan mercado cada semana en día de martes y el fuero de Benavente para que se juzguen«.

Doña Constanza finaliza el acto con el agradecimiento al rey «en nombre de nuestros hijos y de todo un pueblo que nunca olvidará este día». Es el momento en el que se muestra la Carta Puebla a todos los asistentes bajo los vítores de ¡Viva nuestro rey Alfonso!. La cantiga medieval, a cargo del grupo Xaleu, puso fin a la escenificación.

La imposición de las Grichándanas Doradas

Al finalizar la escenificación, se procedió a la imposición de las Grichándanas Doradas, unas medallas hechas en acero, que se otorgaron a los lacianiegos más destacados del año. Y han sido muchos.

Aniano Bobis, presidente de la Casa de León en Sevilla y mantenedor en esta edición del día del valle de la Libertad, al cuerpo de bomberos, al taller de costura representado por Marichús, Mª Matilde y Tina, a los portadores de los pendones Loli y Lolo, a la gaitera Victoria Cabo, a Chelu, Florentino, María José y Dulsé en representación de todas las personas que participan en la escenificación y a los hosteleros de Caboalles de Abajo: Marcos Fernández, las hermanas Guaza y Guillermo Quesada, por apostar por el pueblo.

Por méritos deportivos, fueron reconocidos los hermanos David e Iván Sabugo, Óscar Argüelles y su hijo Alejandro, Úrsula Pinillas, David García Llaneza, Eder Susano y el club de balonmano ‘Caboalles’ junto a su entrenador Javier Gómez, y por méritos académicos fueron galardonados Ana Abello, Beatriz Riesco, Lucía Lombardía y Nico Sabugo. Además se impuso la grichándana dorada a la bebé Rocío y a Elsa Correia, Javier Gómez y Carlos Eduardo García, que colaboran y forman parte de la Hermandad.

Algunas imágenes que deja la jornada