PREMIOS MUJER 2024

Alhucemas

El ocho de septiembre de 1925 los españoles hartos de todos los problemas que Abd el- Krim les estaba causando en el territorio del Rif, decidieron tomarse en serio la cuestión y  acabar con él una vez por todas. Se aliaron con los franceses, quienes tenían intereses comunes con los españoles en el norte de África, y prepararon una de las operaciones militares más ambiciosas y novedosas de la época.

 

Las operaciones militares consistían básicamente en una operación anfibia con la participación conjunta de los tres ejércitos de tierra, mar y aire. Fue una decisión muy arriesgada pues tras el fracaso de Gallipolli diseñada por Winston Churchill durante la primera guerra Mundial, este tipo de operaciones habían sido proscritas de los manuales militares.

 

Este hecho no amedrentó  al general Primo de Rivera quien ostentaba el mando supremo de la operación. Bajo su mando se encontraban Sanjurjo, Franco, Goded entre otros. Las fuerzas de desembarco estaban constituidas por dos brigadas reforzadas, en concreto seis batallones de infantería, tres baterías de artillería, dos banderas de la Legión, dos tabores de regulares, unidades de ingenieros, intendencia y sanidad.

 

La armada aportó los acorazados Alfonso XIII y Jaime I, los cruceros Méndez Núñez, Blas de Lezo, Extremadura y reina Victoria Eugenia, los destructores Alsedo y Velasco, transportes, torpederos y guardacostas y 26 barcazas tipo K para el desembarco de las tropas. La aviación sumaba 150 aparatos contando con los aportados por Francia. La intervención de la aviación en una operación anfibia supuso una novedad en los anales militares. Para una buena coordinación se crearon estados mayores conjuntos.

 

Como siempre el mal tiempo obligó a posponer el inicio de las operaciones produciéndose finalmente el día ya reseñado. A la cabeza de las tropas el coronel Franco se lanza a la conquista de las primeras elevaciones del terreno dejando libre la playa para que la segunda y tercera oleada pudieran desembarcar sin problemas. Las barcazas de los legionarios de Franco vararon a cincuenta metros de la playa lo que no les impidió seguir avanzando con el agua al cuello y bajo el fuego enemigo. Al llegar a la plaza se lanzaron en una carga a la bayoneta y tomaron las elevaciones citadas. Estos tipos los tenían bien puestos y nada les detenía.

 

En menos de dos días desembarcaron todas las tropas. Los rifeños lanzaron un contraataque suicida la segunda noche donde murieron todos. Con la posición asentada  y la marina destruyendo a la artillería enemiga, el avance continuaba sin pausa. El día trece el enemigo realizó su último contraataque que también fue neutralizado.

 

Tras un breve periodo para recomponer las líneas y la logística, esto fue una lección aprendida del desastre de Annual,  se dio la orden de atacar conquistando Axdir donde se encontraba el cuarte general enemigo dando con ello por concluidas las operaciones. Esto supuso la derrota de Abd el-Krim y la pacificación de un territorio que tantos quebraderos de cabeza había dado a España.

 

Alhucemas supone una gesta militar a nivel mundial, sólo los alemanes habían conseguido culminar previamente una operación anfibia con éxito y por el contrario, el fracaso de Churchill a punto estuvo de costarle su carrera política. El general Primo de Rivera, así como todos los que participaron en esta novedosa versión de las operaciones militares, ganaron un gran prestigio y España recuperó parte de la fe en sí misma. Me es muy grato relatar estos hechos como muestra de que los españoles también sabemos hacer las cosas bien, aunque sean de lo más novedoso y complicado.

 

 

 

 

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