AFADLA da el último empujón a su Centro de Día

Con las ayudas otorgadas por la Fundación Alimerka y la Fundación Roviralta, el colectivo equipará la cocina y la sala de descanso de un inmueble que en su día acogió las antiguas escuelas de la MSP de Villaseca
A la derecha la directora del centro Isabel Bares y a la izquierda la trabajadora social Marjori Martínez en la sala de descanso pendiente de equipar

Desde el año 2016 la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Laciana (AFADLA) pelea por convertir las viejas escuelas de la MSP de Villaseca de Laciana en un Centro de Día para sus usuarios. Y el camino ha sido largo pero posible gracias al trabajo y esfuerzo de muchos voluntarios, a todos los eventos que la asociación ha ido realizando para recaudar fondos y a las subvenciones a las que ha optado el colectivo, además del apoyo de otros órganos como los Ayuntamientos de Villablino y Cabrillanes.

Las últimas ayudas vienen de la mano de la Fundación Alimerka, que aporta 6.000 euros, y la Fundación Roviralta que otorga a AFADLA 5.500 euros. “Es el empujón económico que necesitamos para lograr la acreditación del edificio como Centro de Día”, confiesa la directora del centro, Isabel Bares, quien recuerda, a la vez, que el inmueble presta actualmente el servicio de promoción a la autonomía personal.

Para lograr estar acreditado como Centro de Día, objetivo que la asociación prevé cumplir este mismo año, el colectivo ha de equipar la cocina y la sala de descanso. Y lo hará a través de las subvenciones de la Fundación Alimerka y la Fundación Roviralta. “Comenzaremos con la cocina, que es lo prioritario, y después, hasta donde alcance el dinero,  llevaremos a cabo la adquisición de los quince sillones de relax que necesitamos en la sala de descanso, uno por cada plaza de usuario que tiene el centro”, comenta Bares.

Junto a ella la trabajadora social, Marjori Martínez, explica que estas dotaciones “son imprescindibles para trabajar como Centro de Día”, ya que la cocina permite prestar “el servicio de comedor y ofrecer una jornada continuada. En estos momentos los usuarios solo pueden venir o por la mañana o por la tarde y han de acudir a sus casas a comer”, hecho que propicia que las instalaciones solo cuenten con siete usuarios actualmente, una cifra que se incrementaría siendo Centro de Día, apuntan Bares y Martínez.

Tras equipar la cocina y la sala de descanso, al inmueble, que actualmente atiende a sus usuarios de 09:30 a 13:30 y de 15:30 a 18:30 horas, le faltarían los últimos retoques como adecuar la recepción y habilitar taquillas en los vestuarios del personal.

“Vivimos en una zona rural”, insiste Martínez, en la que “no hay otra entidad que pueda prestar este servicio. Es un servicio único”. Al hilo de esto, la trabajadora social ha querido poner el acento en el hecho de que el centro, totalmente accesible y adaptado, también da cabida a personas dependientes, “no solo a enfermos de Alzheimer y otras demencias, siempre y cuando haya plazas libres”, matiza.

Sala de actividades

El centro

El amplio inmueble cuenta con despacho de dirección, gimnasio, recepción, cocina, vestuario y aseo para el personal, almacén, comedor, sala de descanso, sala de actividades, y cuatro baños; dos con ducha y dos sin ducha, además de un gran patio muy soleado.

Cabe recordar que el centro comenzó a funcionar en octubre del año pasado pero solo como servicio de promoción a la autonomía personal. El COVID dilató los tiempos de su puesta en marcha como Centro de Día ya que el colectivo no pudo llevar a cabo los habituales actos que organiza para recaudar dinero con el que poder seguir avanzando en el edificio.

De hecho AFADLA se trasladó, durante un tiempo y a raíz de la pandemia, al salón del pueblo de Caboalles de Arriba, ya que anteriormente se ubicaba en las instalaciones de la residencia ‘El Roble’ de Caboalles de Abajo.